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FINAL DEL PAREJAS EN EL NAFARROA ARENA

José Javier Zabaleta, o el arte de mandar sin necesidad de alzar la voz

En una pelota profesional en la que los zagueros tienen acotadas sus opciones de txapelas al Parejas, en unos frontones cada vez más llenos de bullicio y estridencias, José Javier Zabaleta confirmó ayer que hay otras formas de entrar en la historia, de poner en valor la figura del zaguero, de brillar desde la serenidad, de mandar sin alzar la voz, como los verdaderos líderes.

Peio Etxeberria, con el pequeño Peio en brazos, y José Javier Zabaleta posan felices con sus txapelas. (Idoia ZABALETA | FOKU)

Definitivamente, el Navarra Arena es un feudo de pegadores, su frontis agradece como pocos la potencia de los zagueros y, no podía ser de otra manera, José Javier Zabaleta puso una pelota en el rebote para finiquitar una intensísima final con la que alcanzó el Olimpo del Parejas, lugar que comparte ahora mismo con Antton Maiz, Julián Retegi y un Juan Martínez de Irujo con el que el de Etxarren estrenó su palmarés y que entiende que no tardará mucho en verse superado por un zaguero de leyenda.

Sin entrar en otro tipo de debates, el pelotari de Etxarren es, sin duda, el zaguero que más diferencias ha marcado en la larga historia de este campeonato y, de momento, el único que se ha calado las txapelas con cinco delanteros tan diferentes como el propio mito de Ibero, Joseba Ezkurdia, Danel Elezkano, Aitor Elordi o un Peio Etxeberria que ayer estrenó su palmarés asumiendo su rol de secundario, limitándose a tareas de intendencia, básicamente sacar, defender y despejar la pelota, evitando que Jokin Altuna pudiera destapar su tarro de las esencias.

No guardará el amezketarra buen recuerdo de un frontón en el que ha perdido las tres finales disputadas y que no agradece para nada la magia de un Altuna III que ayer volvió a estar incómodo -no terminó ningún gancho de zurda- pero que gracias a la química que ha logrado con Julen Martija, cobraron muy cara su derrota en una final intensísima, en la que los campeones de 2022 estuvieron a punto de dar con la fórmula de la kriptonita con la que neutralizar el poder de Zabaleta, pero que tuvieron que terminar cediendo, con el orgullo, eso sí, de haberse vaciado.

DECIDIR DESDE ATRÁS

Dentro de la multitud de tópicos que el zaguero de Etxarren va rompiendo, ayer fue capaz de sacar adelante un partido en el que terminó tres tantos más en juego que un Peio Etxeberria que saltó valiente a la cancha pero que, poco a poco, fue cediendo la responsabilidad de finalizar los tantos a su zaguero, que pegó hasta cuatro rebotes, acompañado también de un material que puso de su parte en estos menesteres. Si en la previa insistía Zabaleta en que un pelotari solo no podría sacar adelante la final, el sakandarra se empeñó en quitarse la razón, sobre todo en una fase final en la que a Peio Etxeberria se le encogió el brazo, como si tuviera vértigo de conseguir una txapela que veía suya cuando se adelantaron 14-21, justo después de que el golpeo de Zabaleta comenzara a resquebrajar la heroica resistencia de Altuna-Martija.

Y es que, por mucho que la chapa del juez otorgara el primer saque a los colorados, Zabaleta no tardó en hacerse con el mando de la final. El cambio de hora no apartó al zaguero de Etxarren de su costumbre de apurar su llegada al frontón, ni siquiera en una final tan especial, pero ayer no necesitó apenas entrar en calor para comenzar avasallando a sus rivales, gozando cada pelotazo, de zurda y derecha, para hacerse con el mando del marcador desde el inicio.

Peio Etxeberria también recordó al de la semifinal en Gasteiz, siendo incisivo y la pareja navarra se adelantó 5-2 en el marcador. El primer propósito de evitar que Jokin Altuna estuviera cómodo estaba conseguido y las cosas parecían bien encarriladas para el de Zenotz y el de Etxarren.

Pero ni siquiera en los días mas complicados, en esos en los que no consigue imponer su técnica se puede dar por vencido al amezketarra, que se hizo fuerte junto a un trabajador Martija y, a base de competitividad, no sólo igualaron el partido -Martija también metió un rebote-, sino que incluso tomaron dos tantos de ventaja en el 7-5.

La final entró entonces en una fase de igualdad, siguiendo el guión previsto, con un Zabaleta cada vez más mandón y Jokin Altuna intentando buscarle las cosquillas a Etxeberria, básicamente entrando de besagain para buscarle los pies. Los tantos, muy peloteados con los dos delanteros muy condicionados a la hora de la finalización -Altuna por falta de oportunidades y Peio Etxeberria más por una cuestión de decisión-, ambas parejas pasaron por momentos de zozobra hasta que, tras el 14-13, José Javier Zabaleta comenzó a abrir grietas en un Martija que acusaba el esfuerzo y un Altuna incapaz de cambiarle el paso al de Etxarren.

El estirón pareció definitivo en el 14-21, pero los campeones de 2022 se empeñaron en elevar el mérito de los ganadores en una recta final que hizo el silencio en el Arena hasta que un derechazo de José Javier Zabaleta terminara con la agonía con otro derechazo.