GARA Euskal Herriko egunkaria

Colombia, un camino de esperanza y realismo

El llamado «Gobierno del cambio» ha cumplido un año y medio en Colombia, y su agenda transformadora sigue adelante pese a los obstáculos y las dificultades para implementar las medidas dirigidas a realizar una transformación social, económica y política en el país. A los retos que se presentan se responde con avances y propuestas por la vía institucional y con la articulación de la movilización social.

Imagen del Foro Nacional e Internacional por la Paz recientemente celebrado en Bogotá. (T. REKONDO)

Cerca de dos semanas en Colombia nos ha permitido acercarnos a la situación del país de la mano de un importante número de actores, a través de los cuales hemos podido tomar la temperatura del momento que atraviesa el Gobierno de Gustavo Petro, los retos del acuerdo de 2016 y las negociaciones en marcha con otros actores armados.

Uno de los puntos más reconocidos gira en torno a la paz, a la «paz total». La firma de los acuerdos en 2016 entre el Ejecutivo colombiano y las FARC-EP ha abierto la puerta a un nuevo escenario que pese a sus logros todavía tiene un largo recorrido por delante.

Todos coinciden en que la paz debe venir acompañada de transformaciones sociales, con justicia social. Si se logra avanzar en ese sentido, una parte de la ecuación en torno a la violencia desaparecería, y desarmaría de argumentos a quienes la utilizan como excusa para frenar el abordaje de las cuestiones sociales y de cambio estructural que tanto demanda la mayoría del país.

Wilmer Leal, director del Fondo Colombia en Paz resaltó que trabajan en la resocialización de los incorporados firmantes, al mismo tiempo que buscan que el Estado llegue a los territorios y así evitar su ocupación por parte de grupos armados: «Existe una deuda histórica en el desarrollo social-económico en esos municipios».

Con motivo del VIII Congreso de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), a la que asistió una delegación de LAB, se celebró el Foro Nacional e Internacional por la Paz. Otty Patiño, Alto Comisionado para la Paz de Colombia, apuntó que la territorialización de la paz es clave. Reconoció la existencia de avances y obstáculos: «Es necesario superar las desconfianzas y las reticencias al cambio. Tenemos poco tiempo».

Los avances en la reforma rural integral y en el retorno de los excombatientes a la vida civil son logros innegables, pero 2024 es fundamental para avanzar en la implementación de los acuerdos y en la negociación para complementar lo acordado en 2016.

Recién llegado de La Habana, Fabián Sepúlveda, portavoz del ELN, incidió en que «desde el inicio de nuestra lucha buscamos una solución política al conflicto armado. Algo que va más allá de eliminar las armas. Tiene un trasfondo más profundo, que pasa por lo social, económico y político. Nuestra estrategia: primero la paz, pero conscientes de que la solución política nos supera a nosotros/as y también al actual Gobierno progresista. No somos voceros ni representamos a todo el pueblo».

Propuso, a través de una participación amplia, buscar la solución política al conflicto, y que se refleje en hechos concretos. Es necesaria una agenda común de transformación. La raíz del conflicto está en la desigualdad, la falta de democracia. Sin solucionar eso, la paz no será ni estable ni duradera. Para Sepúlveda, existen dificultades, pero «estamos en el camino de solucionarlas. Si hay transformaciones, una visión común de paz, un punto de vista que no se imponga a otros con violencia, entonces, no son necesarias las armas».

Entre los retos para avanzar, señaló la necesidad de afrontar el tema del paramilitarismo para «ganarle la propuesta de guerra con una propuesta de paz», y que la paz deje de ser una estrategia de guerra.

Una de las diferencias del actual proceso con el de las FARC es que entonces se decidió no cerrar nada hasta cerrarlo todo, mientras que en el del ELN se acuerda cerrar e implementar por partes.

La vuelta a la vida civil de los antiguos guerrilleros de las FARC-EP está atravesando muchas dificultades. La cara de esa realidad son las experiencias de cooperativas en los territorios, o iniciativas como “La Trocha, la casa de la paz” o “Tinto, experiencia de paz”, centro social regentado por firmantes de los acuerdos

La cruz la muestran las compañeras y compañeros del sindicato Memoria Viva, firmantes de los acuerdos y que realizan su trabajo como escoltas legales, y que hasta la fecha han perdido a una decena de sus miembros en atentados paramilitares.

«OPORTUNIDAD HISTÓRICA

Tras más de 200 años de Gobiernos oligárquicos, el Ejecutivo progresista de Petro es un hecho histórico, a pesar de sus carencias y dificultades. Pero también son conscientes de la necesidad de movilización, «porque los opositores al proceso son menos, pero poderosos».

Desde la CUT se apunta a ella para acompañar los cambios que pretende implementar el Gobierno, y a crear redes sociales para contrarrestar la desinformación de los medios hegemónicos.

Destacan el reto de la reforma laboral de Petro, que pretende revertir las medidas neoliberales que han flexibilizado el mercado laboral, desregularizando la industria y eliminando los derechos de la clase trabajadora. La apuesta del actual Gobierno, de los actores sociales y sindicales, es recuperar los derechos de los trabajadores e implementar leyes laborales que los blinden.

Como señala Marcelo Caruso, asesor de Gloria Cuartas, directora de la Unidad para la Implementación del Acuerdo de Paz, es necesaria una pedagogía de paz, crear una red de redes, que camine hacia una articulación de lo pactado, hacia «una paz total». Y para ello es importante el fortalecimiento de las organizaciones sindicales y sociales con el fin de que impulsen el acuerdo y su implementación.