GARA Euskal Herriko egunkaria
1995

Histórico manfiesto de ELA y LAB por la negociación política

Rafa Díez y José Elorrieta en un acto sindical en apoyo al proceso de paz en 2006. (Luis JAUREGIALTZO | FOKU)

Paso histórico de ELA y LAB», así titulaba “Egin” su primera página el 8 de abril de 1995. En las primeras páginas interiores, el diario daba cuenta con detalle de la declaración elaborada por ambos sindicatos con motivo del Aberri Eguna que se celebraría a poco más de una semana. Sin duda, aquel texto marcaría la jornada y tuvo su importancia en el recorrido político posterior en aras de resolver el conflicto político en Euskal Herria. Tres años más tarde, se firmaría el Pacto de Lizarra-Garazi, un hito político recibido con ilusión y que, aun sin lograr su objetivo, certificó un cambio de ciclo en este país.

Tanto el contenido del manifiesto, que vio la luz tras el discreto trabajo de las dos centrales sindicales, como las reacciones que generó en el ámbito político y sindical, dan cuenta de la trascendencia de este movimiento. Durante los días posteriores a la publicación del texto, el goteo de informaciones con valoraciones sobre el mismo fue constante. Algunas de esas valoraciones ponían en valor el paso dado. Otras, sin embargo, reflejaban la resistencia existente en determinados sectores hacia cualquier apertura al cambio y el diálogo.

UNA LLAMADA A LA NEGOCIACIÓN

La información publicada por “Egin” revelaba que la firma definitiva del documento llegaba después de cinco reuniones y el intercambio y debate de varios borradores. Según añadía, fue el 31 de marzo cuando los sindicatos consensuaron lo que venía a ser una manifestación de su «firme voluntad» de aportar su esfuerzo y contribuir a «la lucha por una Euskal Herria soberana, democrática y socialmente justa».

Entre los propulsores del documento se encontraban José Elorrieta y Rafa Díez, en ese momento secretarios generales de ELA y LAB, respectivamente. 400.000 ejemplares del manifiesto fueron impresos a fin de ser distribuidos en las calles y centros de trabajo de todo el país.

Uno de los puntos clave del paso dado por ELA y LAB residía en que ambos lo hacían desde el reconocimiento de las diferencias que tenían pero con la voluntad de unirse en el camino hacia un mismo objetivo: el reconocimiento del derecho de autodeterminación y el desarrollo de las vías de diálogo y negociación para superar el bloqueo a las aspiraciones democráticas del país. Un aprendizaje que a lo largo de los años se ha demostrado imprescindible.

El texto partía de la reflexión de que «la negación de nuestro derecho como pueblo es la raíz del conflicto político que padece Euskal Herria». Asimismo, hacía referencia al carácter violento del conflicto y reconocía el dolor generado a su alrededor. En concreto, hablaba de «un conflicto que afecta de manera importante a la vida de nuestro pueblo y cuyas expresiones y repercusiones violentas acarrea dolor y sufrimiento a muchas personas y familias.

En este sentido, los sindicatos incidían en la urgencia de impulsar el diálogo y la negociación para «sentar las bases que permitan la superación del conflicto». Además de expresar su compromiso, hacían una interpelación directa a los partidos políticos a instituciones del país a sumarse a esta vía.

Desde su posición como sindicato, la reivindicación de un Marco Vasco de Relaciones Laborales y un Espacio Socioeconómico Propio para dar respuesta a los retos y necesidades de Euskal herria también se incluía en la declaración.

ACOGIDA Y DISTANCIA

Tras conocerse el contenido del manifiesto, las reacciones no se hicieron esperar. La crónica semanal de J. Iratzar en el “Egin” del 10 de abril destacaba el llamamiento a la unión entre diferentes hacia un mismo objetivo que suponía el texto consensuado entre ELA y LAB. Al mismo tiempo, ponía el foco en la intención que por parte de ELA podía haber para con el mensaje que con el texto trasladaba al PNV. «No puede estar lejos de la mente de los dirigentes sindicales de ELA que al PNV, partido que tiene fuerte ascendiente entre muchos de sus afiliados, se le está acabando el tiempo y la ideas», afirmaba.

Por parte de las formaciones políticias, Herri Batasuna valoró positivamente el manifiesto y destacó que venía a reforzar la vía defendida por la izquierda soberanista. El PNV, por el contrario, mostró una postura mucho más reaccionaria. José Antonio Ardanza y Xabier Arzalluz, en sendas declaraciones públicas, manifestaron su respeto, pero desmarcándose de cualquier iniciativa propulsada por LAB, «una organización del bloque de KAS».

AQUELLOS VALORES, 29 AÑOS DESPUÉS

La distancia que otorgan los años transcurridos desde la publicación de aquel manifiesto hasta el momento actual permiten sacar algunas conclusiones de lo que supuso el paso de ELA y LAB. En casi treinta años ha habido varios hitos, con diferente desarrollo, que respondían a la filosofía que los sindicatos marcaron en 1995: el Pacto de Lizarra-Garazi, el Acuerdo de Gernika, la Conferencia de Aiete... Tras ellos llegaron el fin de la lucha armada de ETA, su desarme y su disolución. Fueron paradas necesarias en el proceso de resolución, en el que todavía quedan cuestiones pendientes y para cuya conclusión será necesaria la unión y compromiso por parte de todas y todos.