Raimundo FITERO
DE REOJO

Waterloo

Como andamos siempre despistados e interesados con asuntos menores, casi no hemos incorporado a nuestro eje conmemorativo los cincuenta años de la irrupción del grupo sueco ABBA en Eurovisión ganando la edición con su canción “Waterloo”. Hoy, dices Waterloo, y saltan todos los programas de escuchas de todos los servicios mundiales de desinteligencia, especialmente de los que oye acariciando a su perrita en podcast el exjuez Marlasca. Esa canción abrió una etapa del pop europeo y fundó una estética y hasta una moda de entender las relaciones amorosas entre las flores y salmón ahumado.

Si Israel bombardeó con total impunidad la embajada de Irán en Damasco, acabamos de conocer que el actual presidente de Ecuador ha ordenado el asalto policial a la embajada de México en Quito para detener al exvicepresidente Glas, al que se le había concedido asilo político. Los que bailamos “Waterloo” en tiempo presente y usamos pantalones de campana, entendíamos que las embajadas eran territorio propio y que no se podía violar sin crear un grave problema diplomático, o algo más. Pero se está arramblando con todos los principios, la ola de destrucción de derechos básicos de la internacional de extrema derecha es imparable

Les pongo una referencia paradójica, Assange estuve años refugiado en la sede consular de Ecuador en Londres y nunca se le ocurrió a nadie sacarlo de allí por la fuerza. Este acto de violencia del nuevo presidente ecuatoriano es sintomático. Con los graves problemas internos sin resolver se enmascara su incapacidad con uno externo.