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EDITORIALA

50 años de compromiso con el pueblo trabajador


El sindicato LAB acaba de cumplir medio siglo de historia organizando a la clase trabajadora de Euskal Herria en su lucha por la liberación nacional y social. En este aniversario resalta la fuerza que le dan sus más de 50.000 afiliados. Asimismo es necesario subrayar su carácter nacional, con presencia en todos los territorios de Euskal Herria. LAB se ha convertido en un importante instrumento sociopolítico, pues como recordaron ayer sus responsables, un sindicato no es un fin en sí mismo, sino un medio para avanzar hacia los objetivos que definieron su creación: la liberación nacional y la transformación social.

Durante esos 50 años de lucha sindical muchas han sido las aportaciones de LAB al desarrollo de un movimiento obrero en Euskal Herria. La conciencia nacional y de clase que marcaron su nacimiento se han ido enriqueciendo a lo largo del tiempo con la integración más profunda de la perspectiva feminista y antirracista. Una mirada más compleja y un análisis más amplio que han sido claves para avanzar y fortalecerse en un contexto en que la clase obrera se ha transformado profundamente, a consecuencia sobre todo de la apuesta del capital por la precariedad y la globalización. Por otra parte, desde sus inicios, LAB ha sido un sindicato con un claro programa político, lo que ha imprimido un carácter sociopolítico a la lucha sindical. Esa perspectiva estratégica se ha condensado en la idea de construir contrapoder como una parte consustancial a la construcción del poder popular. De este modo, LAB ha subrayado la idea de que para avanzar en la transformación social, el pueblo trabajador ha de disputar el poder al capital en todos los ámbitos de influencia: los centros de trabajo y la calle, pero también las instituciones.

La fuerza, la experiencia y el bagaje teórico acumulado por LAB proporcionan al pueblo trabajador un potente instrumento para afrontar el futuro en el que, además de la defensa de los derechos de la clase trabajadora, la crisis ecológica, la brecha de género, el racismo, la derechización de Europa, el militarismo, la falta de soberanía y el debate sobre el futuro estatus jurídico-político de Euskal Herria marcarán la agenda.