EDITORIALA

Contención y desescalada, también en Gaza

La noche del sábado al domingo medio mundo aguantó la respiración. Drones, misiles de crucero y misiles balísticos lanzados por Irán se dirigieron a Israel, haciendo temer una escalada del conflicto, como mínimo, en toda la región. Ayer por la mañana, el alivio fue generalizado, al menos de forma temporal. Con la ayuda de EEUU, Gran Bretaña y Jordania, Israel interceptó una gran parte de los proyectiles; Irán pareció darse satisfecho con el aviso y los espacios aéreos de los países de la zona se reabrieron. La situación, en cualquier caso, sigue siendo incierta y volátil.

Es difícil no ver cierta contención en el ataque de Irán. Los medios iraníes anunciaron en vivo y en directo cuáles serían las fases del ataque antes de que se produjesen y Teherán insistió en que Estados Unidos había recibido los avisos pertinentes. Desde luego, la represalia por el atentado contra su embajada en Damasco, en la que murieron varios miembros de la Guardia Revolucionaria, no cogió a nadie por sorpresa. Pensar que un ataque así contra una potencia regional no iba a tener respuesta también era iluso. La relativa contención iraní pareció ser correspondida ayer por Washington, que trató de disuadir a Israel de iniciar cualquier tipo de respuesta ante el ataque, pese a que los sectores más ultras del Gobierno de Netanyahu pidieron ayer mismo castigar a Irán. Escuchar a Tel Aviv pedir una convocatoria urgente del Consejo de Seguridad de la ONU resulta irrisorio.

Asomarse al abismo sirve a veces para recapacitar. El ataque iraní ha recordado a todos que Israel depende de forma absoluta de EEUU para defenderse, incluido a Washington, que tiene en su mano frenar a Tel Aviv. Es el único actor que puede parar los pies al arrogante y criminal Gobierno israelí. No solo para contener la escalada regional del conflicto, sino también para poner fin el genocidio en marcha en la Franja de Gaza, una emergencia humanitaria que no se puede perder de vista en medio de grandes análisis geoestratégicos. La mayor urgencia sigue siendo acabar con la ofensiva sionista que ahora amenaza con matar de hambre a quien no ha perecido en los bombardeos del último medio año.