Recuperar Alma Ata: su filosofía y su modelo de sistema sanitario
En la conferencia de Alma Ata (1978), organizada por la OMS y UNICEF, participaron 134 países, más de 60 organizaciones internacionales… Su objetivo: dar respuesta a las enormes desigualdades en salud a nivel mundial. Consiguió un gran consenso que quedó plasmado en la declaración de Alma Ata. Declaración que nuestros gestores creen que ya está obsoleta.
Es una declaración cimentada en valores éticos y humanos, conocida como la filosofía de Alma Ata. Filosofía que defiende la Salud como un derecho humano y social universal que debe de ser garantizado por los gobiernos, sin necesidad de tarjeta visa; que sostiene la cooperación entre todos los países del mundo para garantizar la Salud; y apuesta por una mejor utilización de los recursos mundiales, porque «gran parte de los cuales se gastan hoy día en conflictos militares».
Es una declaración que defiende un modelo de sistema sanitario basado e integrado en la Atención Primaria de Salud (APS). En una APS que debe realizar actividades de promoción de la Salud, prevención de la enfermedad, donde se resuelven en la actualidad más del 80% de los problemas de salud de la ciudadanía, y que debe disponer del mejor sistema hospitalario posible, donde derivar a los pacientes cuando sus problemas de salud no pueden ser resueltos en APS. Que defiende una APS que trata a la persona como persona integral bio-psico-emocional-social, y no como un cliente.
Con la experiencia reciente de haber negado la vacuna del covid a los países sin recursos, con el gasto armamentístico actual disparado y con la crisis de Osakidetza que ha generado desigualdad social y el «¿sálvese quien pueda?», ¿no nos recuerdan estas razones a las que impulsaron la declaración de Alma Ata? ¿No es hoy Alma Ata más necesaria que nunca?
La filosofía y el modelo organizativo Alma Ata impulsaron en la década de los 80 el desarrollo de la APS, con la creación de nuevos Centros de Salud. Este sistema sanitario rumbo a la Salud marcó los inicios de Osakidetza. Vivimos dos décadas ilusionantes, y este modelo dio sus frutos y consiguió que Osakidetza se convirtiese en un tesoro orgullo de la ciudadanía de la CAV. Nadie cuestiona la relevancia de la aportación que realizó la APS a este desarrollo de Osakidetza.
Y llegó la crisis económica del 2008, y nuestros gestores decidieron abandonar el modelo Alma Ata y sustituirlo por otro modelo, atrapados probablemente por el modelo de Medicina Basada en el Valor del Harvard Busines School -valor entendido como «resultado de salud logrado por dólar gastado»- tal y como lo defienden en su reciente propuesta de Estrategia de Valor en Osakidetza. Este cambio de modelo trajo consigo la creación de las Organizaciones Sanitarias Integradas en la enfermedad y transformaron el sentido de la Integración de Alma Ata, convirtiendo a los médicos de familia en facilitadores de los especialistas hospitalarios en el manejo de la enfermedad. Con esta integración la labor casi exclusiva del médico de familia consiste en el triaje adecuado del paciente, separando el grano de la paja, y para esta labor nuestros gestores consideran suficientes las consultas telefónicas, telemáticas, presenciales con un máximo de 10 minutos, e incluso Puntos de Atención Continuada (urgencias extrahospitalarias) sin médicos. Forma parte de la nueva cultura sanitaria. Atrás queda Alma-Ata. Atrás queda trabajar con una visión holística, humana, integral y bio-psico-emocional-social. Atrás queda el manejo de la enfermedad complementada con labores de prevención de la enfermedad y de promoción de la salud.
No obstante, el tensionamiento del sistema sanitario provocado por el covid ha acelerado el proceso, y ha adelantado la crisis de un sistema sanitario que es inviable con este nuevo modelo. Hay que romper el círculo vicioso de «a más enfermedad más hospitales» y transformarlo en «a más enfermedad más APS», porque, sabemos que más del 80% de las enfermedades crónicas más comunes son evitables con los hábitos de vida saludables y el control de los factores de riesgo. No hay mejor medicina que la prevención y eso es lo que hacemos en AP. Lo que ocurre es que esta labor es silenciosa y está oculta.
La crisis de Osakidetza ha generado preocupación, inseguridad y zozobra entre la población, lo que ha provocado un importante aumento de los seguros médicos privados, con el consiguiente fortalecimiento de la medicina privada que se ha visto también favorecida por el traspaso de pacientes desde Osakidetza para disminuir las listas de espera. Así hemos generado la necesidad de la VISA y el aumento de las desigualdades sociales en la salud.
Y la sociedad ha reaccionado y no va a permitir la privatización de Osakidetza ni el desmantelamiento de la APS. Esto se desprende: de la declaración del Foro Vasco por la Salud; de las voces de miles de personas que se manifestaron en las tres capitales de la CAV -convocadas por la Coordinadora de Plataformas ciudadanas en defensa de la Sanidad Pública de Euskadi- y que reclamaron «refundar la Atención Primaria, convirtiéndola en piedra angular del sistema»; y del informe anual del Defensor del Pueblo referido a 2023 que constata el tensionamiento de Osakidetza y que especifica, entre otras cuestiones, los problemas derivados de la «insuficiencia de médicos y médicas de familia y pediatras»
Todos los modelos sanitarios son revisables, modificables, deben de adaptarse a los cambios epidemiológicos y sociales, e incorporar los avances de la ciencia, del conocimiento y de la tecnología, incluida por supuesto las imprescindibles aportaciones de la Inteligencia Artificial, pero manteniendo los valores humanos y el espíritu de Alma Ata, y un modelo de sistema sanitario que se centre en la salud, con su prevención, su promoción y el manejo de la enfermedad y considere a la persona en su integralidad bio-psico-emocional-social.
Y esto no es compatible con la nueva cultura sanitaria.