Una aventura selvática bienintencionada pero discreta

Gilles de Maistre, firmante de propuestas como “El lobo y el león”, persevera en su empeño de cineasta educativo y divulgador con “Emma y el jaguar negro”. En esta ocasión, nos lleva hacia una travesía por el Amazonas, donde una joven que fue criada en un entorno selvático junto a sus padres ecologistas, forja un vínculo especial con Hope, una jaguar huérfana. Cuando la tragedia golpea y su madre es asesinada por su labor contra la caza furtiva, la protagonista se ve obligada a dejar atrás su hogar y viajar a Nueva York con su padre. Sin embargo, la llamada de la selva es más fuerte, y años después, decide regresar para rescatar a su fiel amiga jaguar, el último bastión de esperanza en medio de la devastación causada por la deforestación y la caza ilegal. En esta película, Maistre nos ofrece una narrativa cautivadora que combina la aventura con un mensaje sobre la conservación del medio ambiente y el respeto hacia los animales.

A través de una mirada familiar y accesible, la película destaca los peligros que enfrenta la naturaleza y las comunidades indígenas, sin perder de vista el entretenimiento y la emoción que caracteriza al cine familiar de cierta entidad. Con un guion escrito por Prune de Maistre, la película toma referencias de clásicos como “El libro de la selva”, demostrando que es posible fusionar el entretenimiento con un mensaje actual. “Emma y el jaguar negro” podría servir como ejemplo del equilibrio entre el cine comercial y la concienciación ambiental, todo ello mediante una experiencia cinematográfica visualmente atractiva pero cuya trama se pierde entre sus buenas intenciones. Es decir, enfatizar el drama que sustenta su historia desde una perspectiva un tanto simple.