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OSASUNA

Una aciaga segunda parte impide sumar en un campo propicio

Los rojillos tuvieron dos caras. Firmaron una notable primera parte en la que se adelantaron en el marcador a la media hora gracias a un bonito gol de Moi Gómez, pero sucumbieron en la segunda al empuje del Rayo, que remontó desde fuera del área.

Moi Gómez anotó el 0-1 a la media hora de juego, el tercero en su cuenta particular este curso. (Sergio REYES | AGENCIA LOF)

En cinco minutos, Osasuna pasó de enjugar la derrota frente al Valencia con un victoria en Vallecas a encadenar su segundo tropiezo consecutivo. Dicho de ese modo, parece que ese giro desgraciado se hubiera producido fruto de la mala suerte, pero no fue así. Resultó como consecuencia de una aciaga segunda parte, que tiró por la borda todo el trabajo realizado en la primera.

Bien fruto del cansancio, bien por el empuje del rival, bien porque hubo un exceso de confianza en defender en propio campo, lo cierto es que la escuadra navarra cedió más terreno del que debiera y acabó pagándolo muy caro. Tras el descanso, ya no fue el bloque que tuvo la pelota, apretó a su rival y propuso en ataque. El técnico rojillo, Jagoba Arrasate, lo achacó a falta de energía. Es posible, pero lo cierto es que los relevos tampoco obraron un cambio.

También se podrá argumentar que la remontada local vino de dos soberanos golazos desde fuera del área y que la zaga osasunista achicó cuantos centros e internadas se inventó el Rayo, pero también es verdad que en ambas dianas se les olvidó encimar, en algún caso por encontrarse el equipo excesivamente recogido en propia área.

Sea como fuere, la realidad a la postre es que Osasuna ofreció dos caras bien diferentes y que ello se reflejó en el marcador final de un campo en el que hasta ahora solo habían perdido Alavés y Betis, además de ser la primera remontada de la temporada de un cuadro vallecano muy necesitado de puntos para evitarse problemas de última hora.

VARIABILIDAD

Aunque los rojillos habían perdido gran parte de sus limitadas opciones europeas con el revés del pasado lunes, la actitud con la que saltaron al césped hizo pensar en que se podía recobrar parte del terreno perdido y tener un acicate, aunque lejano, de aquí al final de temporada. El gol de Moi Gómez, al filo de la primera media hora de envite, no hizo sino acrecentar dichas expectativas y confirmar el espíritu indomable de un grupo que ha hecho historia.

Por contra, la segunda mitad reincidió en anteriores episodios que ya se han visto en el presente ejercicio, en los que ha aparecido un bloque ciclotímico, al que se le han hecho muy largos los encuentros, siendo doblegado por el rival en un ejercicio de erosión continuada. Los zapatazos de Chavarría e Isi en el tramo final del envite de Vallecas no hicieron sino confirmar esa variabilidad mostrada a lo largo de este curso.