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DE REOJO

Mientras tanto


Comprenderán que si todos esperásemos a los resultados definitivos sería un colapso a la hora del cierre, por lo tanto, entienda que escribo con ese cosquilleo indefinido de no saber en qué quedamos. Así que mientras tanto les señalo algunos de los destellos de nuestra realidad que nos dan pistas sobre nuestro ser, estar y seremos o estaremos, es decir lo relativo que es casi todo, menos el queso de Idiazabal. Me reconcilio con la ciudadanía canaria. Las manifestaciones masivas pidiendo una regulación seria y severa de todas las maneras y formas en las que el turismo masivo va arrasando con la vida ordinaria, sobrecogen.

Es uno de los actos colectivos más positivos y con miras hacia el futuro general que se han producido en tiempos. Y forma parte de un grito que se va a extender por muchos lugares de manera imprescindible. Si las Islas Canarias han llegado a un punto de casi no retorno, lo cierto es que pasear por nuestras ciudades más emblemáticas nos advierte de lo que puede ir pasando. Los restaurantes son de franquicias, los pisos de alquiler para turistas proliferan y colonizan, expulsando a los naturales a los extrarradios, todo se planifica para ellos, esos turistas de hoy que, un buen día, cambian de destinos y se produce la agonía.

La agonía que sigue en Gaza de manera obscena empieza a ser insufrible, inmoral. Y que simultáneamente se produzca un solitario veto de los EEUU en la ONU para hacer a Palestina miembro de pleno derecho y la aprobación de cantidades ingentes de dólares para ayudar a Israel a comprar material de muerte colapsan la esperanza.