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Gobernantes satisfechos


En la legislatura que todavía se mantiene boqueando «en funciones», los partidos socios de Gobierno, PNV y PSE, sumaban 41 escaños. Según los resultados del domingo, ahora están en 39. Es decir, tienen el apoyo de 2 parlamentarios menos. En cuanto al porcentaje de voto, los dos partidos tuvieron en 2020 el favor del 52,72% de los votantes, mientras que después de estos cuatro años gobernando se han quedado en el 49,44%. Esto supone una pérdida del 3,28%. Cada cuál puede hacer la lectura que quiera de estos números menguantes, y la del portavoz del Ejecutivo de coalición, Bingen Zupiria, es que los resultados del domingo evidencian que la sociedad vasca «ha valorado de forma muy positiva la acción de Gobierno». Resulta difícil de entender. El PNV ha perdido un 3,85% del voto general, nada menos que 4 escaños, y lo interpreta como un aplauso de la ciudadanía. Se podría entender que los consejeros del PSE se vieran más respaldados, porque una subida de apenas el 0,57% de voto se les ha traducido en la ganancia de 2 escaños por los efectos de la Ley D'Hondt, pero tampoco parece que sea para echar cohetes.

Entre los datos que todos han destacado de estas pasadas elecciones, es que por primera vez en la historia EH Bildu se ha proclamado vencedora en Araba, al tiempo que en su capital, Gasteiz, repetía la victoria que ya obtuvo en las elecciones municipales. Sus números son llamativos. En las autonómicas de 2016 obtuvo en ese territorio 26.889 papeletas; en 2020, subió a 30.934 y este 2024 ha alcanzado las 44.652. Si se mira en porcentaje de votos la secuencia es 17,93%, 24,87% y 29,44%. A la hora de analizar datos, el actual diputado general de Araba, Ramiro González, prefiere fijarse en las elecciones forales del año pasado y, además, hacerlo sumando las cuentas de PNV y de PSE. Parecen molestarle las más de 4.000 papeletas de ventaja que EH Bildu ha sacado a los jeltzale hace tres días. Por eso incide en que los números del 21A «refuerzan la mayoría de progreso» que representa «el Gobierno de PNV y PSE» en Araba. «No suponen variación respecto a elecciones forales», subrayó. Bueno, la suma de PNV y PSE ha bajado del 44,42% del 28 de mayo de 2023 al 43,33% de ahora. No es mucho perder pero, desde luego, no es un «refuerzo».

¿Por qué estos gobernantes hacen lecturas tan disonantes con lo que dictan las matemáticas? En principio, porque les resulta rentable o, al menos, no les castiga. Casi nadie de quien les escucha hace cuentas. Se quedan con la tonadilla que han oído. Y eso los que les prestan alguna atención. Bingen Zupiria y Ramiro González saben perfectamente que los números que salieron de las urnas no concuerdan con sus palabras. Que el argumentario que les han preparado es engañoso. Pero la vida sigue. El portavoz del Gobierno dejará pronto su cargo y el diputado general de Araba seguirá otros tres años al frente de su cargo. Pronto nadie se acordará de lo que han dicho. Pero puede que en el ambiente siga flotando esa incomprensible satisfacción, ese «aprobado» a su gestión que es difícil de tragar que hayan podido observar en sus resultados.