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EDITORIALA

Las desigualdades amplían la brecha de participación


El problema no es nuevo ni es exclusivo de este país. En cada elección que sucede, basta con filtrar los resultados según índices de renta para constatar que los ricos votan en mayor cantidad que los sectores más empobrecidos de la sociedad. Esto plantea problemas que deberían preocupar a todos los partidos, al menos a todos aquellos que aspiran a que las instituciones constituidas a través del voto popular sean lo más representativas posibles. La ecuación es sencilla: si los votantes de renta alta votan más que los de renta baja, los intereses y las preferencias de los primeros quedan sobrerrepresentados, mientras que los mandatos de los segundos llegan con mucha mayor debilidad a las instituciones. No es una enmienda a la totalidad del sistema representativo, pero sí un grave problema que instituciones y partidos deberían atender.

Las causas son diversas, pero se retroalimentan, formando bucles de los que es difícil salir. Por ejemplo, la proporción de personas sin derecho a voto es mucho mayor en las zonas de rentas bajas. Si tu vecindario no acude a las urnas, es mucho más probable que tampoco tú lo hagas. Del mismo modo, el desapego que una persona empobrecida puede sentir hacia instituciones y partidos es también mucho mayor que el de alguien en situación más privilegiada. Ese desapego se traduce a menudo en la abstención, que a su vez hace que los deseos y necesidades de esos sectores no lleguen a órganos decisorios, lo que no hace sino alimentar la rueda del desapego.

Se trata de círculos viciosos que hay que romper, para lo cual se necesita el concurso de instituciones y partidos, que a menudo encuentran pocos incentivos para tratar de movilizar sectores poco dados a votar. La solución, en cualquier caso, debe ser compartida y no se puede limitar a intentar seducir con performances a la población más empobrecida. Más bien al contrario, será atajar la creciente desigualdad social y ampliar los derechos de la población migrante lo que invite a participar políticamente en mayor medida a miles de ciudadanos y ciudadanas que, ahora mismo, sienten que las elecciones no son algo que les incumba ni que les afecte.