El primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, resultó herido de gravedad ayer tras ser disparado al término de una reunión del Gobierno celebrada en la ciudad de Handlova, en el centro del país, en un incidente que desde su partido, Smer, vincularon a la oposición. «Este es vuestro trabajo», espetó, de hecho, el vicepresidente del Parlamento eslovaco, Lubos Blaha, miembro de la formación gobernante, a los diputados opositores en la Cámara, cuya actividad quedó suspendida de inmediato.

El mandatario se encontraba conversando con simpatizantes a las afueras del centro cultural donde se había celebrado la reunión cuando se escucharon cuatro disparos, uno de los cuales habría alcanzado a Fico, que fue trasladado de urgencia a un hospital. «Las próximas horas decidirán», indicaron fuentes de su Oficina.

La Policía acordonó la zona y, según informó la prensa local, el supuesto autor de los disparos fue detenido. Las autoridades identificaron al atacante como Juraj Cintula, un escritor de 71 años miembro de la Asociación de Escritores Eslovacos y fundador de un grupo literario. Al parecer portaba el arma de forma legal.

Las muestras de rechazo al atentado no tardaron en llegar. La presidenta de Eslovaquia, Zuzana Caputova, expresó su «enérgica condena» ante un ataque «brutal y despiadado», mientras que el mandatario electo del país, Peter Pellegrini, fue aún más contundente y dijo que lo ocurrido «es una amenaza para todo lo que ha adornado hasta ahora la democracia eslovaca».

Desde la UE, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, condenó «enérgicamente el vil ataque» contra el líder eslovaco, y el resto de mandatarios europeos se expresaron en similares términos. Incluso el secretario general de la OTAN, Jens Stolten- berg, expresó su «conmoción» y «consternación» por el atentado, a pesar de que la víctima ha sido tachada de «prorrusa».

PIEDRA EN EL ZAPATO DE LA UE

De hecho, pese a proceder de familias políticas opuestas, Fico, fundador del socialdemócrata Smer, que forma parte de la Internacional Socialista -antes había sido vicepresidente del Partido de la Izquierda Democrática- ha sido equiparado al primer ministro húngaro, el muy derechista Viktor Orban, por su posición en torno a la guerra en Ucrania y sus choques con las instituciones europeas. También por su talante autoritario y su complicada relación con la libertad de expresión, y por su posición respecto a las relaciones homosexuales.

Aunque para formar Gobierno había matizado su posición en los últimos meses, el veterano político eslovaco insistió en que la nueva legislatura estaría marcada por una política exterior «soberana».