MAY. 25 2024 KOLABORAZIOA En pie con el puño en alto Jone GORIZELAIA, Eba FERREIRA, Juan Carlos IZA e Ibon CABO En representación del colectivo Athletic Indartuz En los últimos días, con motivo de la final de la Champions femenina en San Mamés, vuelve a estar «de moda» hablar sobre la evolución del deporte femenino e incluso sobre algunas leyes que, según determinados autores, podrían perjudicarlo. También las denuncias por agresión sexual están en boca de todos por las situaciones acaecidas recientemente en el baloncesto vizcaíno. Quizás, más que ligar el análisis de la evolución del fútbol y del deporte femenino a determinados eventos o noticias, deberíamos fijarnos más en el camino que nos queda por recorrer. Como decía Emily Dickinson, «ignoramos nuestra propia estatura hasta que nos ponemos de pie». La altura que en estos momentos tiene el fútbol femenino es sin duda mayor al de otros tiempos. Sin embargo, todavía hoy en día, tenemos que ponernos de puntillas para sacar la cabeza y dejarnos ver. Es verdad que, por ejemplo, el Athletic Club ha estructurado su sección femenina y ha tratado de esquivar los permanentes descabezamientos producto de las elecciones. También que trata de minimizar el impacto del excesivo escalonamiento entre categorías. Todo ello es digno de alabar. Sin embargo, la pelea cultural e ideológica respecto del fútbol femenino debe ir a nuestro juicio más allá. La captación de jugadoras no es un objetivo en sí mismo. Es un medio para el desarrollo y optimización del deporte femenino. Por ello también, siendo muy interesante el trabajo del Athletic en la implementación de metodología en Bizkaia y Euskal Herria en el fútbol femenino, debería ir un poco más lejos y tratar de aportar una visión feminista a la propia construcción de los clubes en el diseño de sus estructuras deportivas. Un ejemplo, cuantas más mujeres sean directoras deportivas o coordinadoras en sus clubes, no solamente en la parte dedicada al fútbol femenino, más profundo será el cambio cultural. Además, objetivos de antiguos proyectos, como el plan Dena, pueden ser implementados para profundizar en las relaciones con los clubes convenidos, auténticos motores del fútbol femenino en Euskal Herria. También sería interesante profundizar en el fútbol mixto como elemento de transformación estructural. Para ello, las comisiones de igualdad deben tener una plasmación crítica en sus actuaciones y no destinarse a realizar análisis-masajes para el fortalecimiento comunicativo de las personas que ya forman parte del día a día del club. Además, la lucha contra la violencia debe ser una prioridad pública de sus actuaciones y del club. Y por último, pero no menos importante, hay que destacar que el euskara es una parte fundamental de cualquier tipo de desarrollo feminista. Hay tiempo para ello y debemos recuperarlo para avanzar en la troncalidad de nuestro idioma en el desarrollo de nuestra filosofía deportiva. Hay un viejo dicho que dice «la oveja perdida se puede atrapar, el tiempo perdido no». Así pues, siendo exigentes con el poder que, especialmente en el fútbol femenino, está aún en manos de hombres que consideran que el fútbol femenino es un deporte sin capacidad económica y que en el fondo resta al masculino en los clubes más de lo que suma. Eso sí, cualquier persona que quiera venir y seguir recorriendo camino contará con nuestro apoyo. También aquellas personas a las que hoy les toca defender los intereses del fútbol femenino en el Athletic. Sabemos que no es fácil luchar rodeado de tiburones. Pero también creemos que debemos permanecer de pie, pero con el puño en alto para seguir mejorando.