Los franceses de origen extranjero que trabajan y respetan la ley no tienen nada que temer. La frase es de Jordan Bardella, recién elegido eurodiputado por el RN, yerno de Marine Le Pen y ciudadano de raíces italo-franco-argelinas que, aparte de su actividad política y ser, según la prensa, el usuario anónimo de una cuenta de Twitter racista y homófoba, no ha trabajado mucho en su vida. Curiosamente, la cuestión laboral y la europea suscitan un gran interés en el antieuropeísta FN, ahora RN, y es que hace ocho meses la Fiscalía pidió sentar en el banquillo entre otros a Marine Le Pen y a su padre como sospechosos de haber creado empleos ficticios en la eurocámara para pagar sueldos de una veintena de miembros del partido con fondos europeos. Marine, que niega todo pero por si acaso ha abonado una indemnización de 330 mil euros, está de enhorabuena porque las elecciones la han colocado en el centro de la política gala, y ha asegurado que su proyecto no es de derechas sino “patriótico”. Tanto, que la izquierda francesa ha decidido reeditar aquel Frente Popular que, hace casi un siglo, logró los actuales derechos laborales. Y lo ha hecho apartando su secular jacobinismo y proclamando candidatos, como el de EH Bai, que trabajan por la justicia social y por el respeto de todos los orígenes.