JUL. 14 2024 KOLABORAZIOA Turismo, juventud y desafíos sociales en Donostia Maider URALDE Socióloga En los últimos años, el turismo se ha consolidado como una de las principales fuentes de ingresos y motor de la evolución urbana en diversas ciudades. Este fenómeno también ha generado intensos debates sobre su impacto en las comunidades locales. La ciudad de Donostia es un ejemplo de ello. Con una población de 181.769 habitantes en 2023, ha experimentado un notable incremento en el número de turistas: 722.276 en 2021, 840.494 en 2022 y 960.282 en 2023, situándola entre las ciudades con mayor crecimiento turístico del Estado el verano pasado. Desde hace años, los ciudadanos de Donostia han manifestado su preocupación por el modelo de desarrollo urbano, demandando cambios que beneficien a la ciudadanía. Sin embargo, las medidas implementadas hasta ahora parecen insuficientes, ya que la afluencia de turistas sigue en aumento. El nuevo Plan Director de Turismo 2023-2027, que promueve un enfoque de turismo «sostenible», no ha logrado frenar el crecimiento descontrolado del sector turístico. La ciudad sigue sufriendo un aumento en la presencia de viviendas turísticas en todos los barrios, la proliferación de hoteles, una sensación generalizada de saturación; o la ejecución de proyectos millonarios como el metro en primera línea de mar, la transformación del Bellas Artes en un hotel o el Basque Culinary Center financiado con 24 millones de euros del erario público, mientras un piso costaba de media 405.000 euros en 2023. Frente a este escenario, surge la pregunta: ¿qué opinan los jóvenes sobre el modelo turístico actual de la ciudad? Si bien es cierto que la lectura institucional es positiva mencionando que en 2023 generó el 13,9% del PIB total, equivalente a 1.065 millones de euros y más de 15.000 empleos, la percepción entre la juventud es bien distinta. En una encuesta realizada a jóvenes de entre 18 y 35 años, el 94% consideró que la ciudad está saturada y solo el 26% valoró positivamente el turismo. Quienes hacen esta valoración positiva son principalmente jóvenes que trabajan en el sector turístico, pero no en hostelería. Además, el 90% de los encuestados cree que los efectos del turismo son negativos para la juventud. Mencionan varios aspectos críticos que afectan a su calidad de vida: precariedad laboral y sueldos bajos, pérdida de identidad en los barrios, disolución de la comunidad y del sentimiento de pertenencia, mercantilización cultural, privatización de espacios públicos y elitización o la escasez de oferta de alquiler a largo plazo dificultando aún más, el acceso a la vivienda. El empleo y la vivienda aparecen como los principales retos para la juventud en la ciudad. Además, demandan mejorar el ocio y la calidad de vida. Expresan la necesidad de reforzar el ambiente comunitario en todos los barrios, promover el bienestar físico y psicológico, y organizar eventos dirigidos por y para jóvenes. Además, solicitan precios asequibles en hostelería, cines y otros lugares de ocio, así como información y subvenciones. En resumen, aunque la actividad turística genere grandes ingresos económicos en Donostia, es crucial atender las demandas de los jóvenes y equilibrar el desarrollo urbano con el bienestar de la comunidad local. El desafío está en encontrar un modelo de turismo realmente sostenible basado en el decrecimiento, inclusivo y que genere beneficios para todos los residentes de la ciudad.