Mirari ISASI
BILBO
Interview
BLANCA EEKHOUT
Diputada en la Asamblea Nacional de Venezuela por el PSUV

«América Latina tiene un destino y es la unidad. Somos un solo pueblo»

Blanca Eekhout (Acarigua, 1968) es diputada en la Asamblea Nacional de Venezuela, donde preside la Comisión de Desarrollo de las Comunas. Estrecha colaboradora de Hugo Chávez, con él fue ministra de Información y Comunicación, y con Nicolás Maduro ocupó las carteras de Mujer e Igualdad de Género y de Comunas. Visitó recientemente Euskal Herria.

(Marisol RAMÍREZ | FOKU)

 

¿Cómo sitúa a Venezuela en la actual coyuntura regional?

Venezuela inició el siglo XXI retomando la propuesta bolivariana de unidad latinoamericana, con la creación del ALBA por los comandantes Hugo Chávez y Fidel Castro, y ese sigue siendo nuestro principal empeño. En esa coyuntura, sigue siendo objetivo del imperialismo, que busca fragmentar América Latina. El papel de Venezuela por la unidad latinoamericana y la reivindicación del socialismo como la vía para lograr la soberanía plena nos pone en el ojo del huracán, porque implica resistir en medio del bloqueo, las medidas coercitivas y la campaña de satanización para aislarnos, porque el ejemplo de Venezuela sí es una amenaza.

Ya no se habla de desabastecimiento. ¿Cuál es la situación en el país?

Venezuela ha tenido que resistir una guerra brutal, sobre nuestra economía y sobre nuestro pueblo. Son como bombas que han intentado destruir la patria venezolana, pero invisibilizadas en una guerra no totalmente declarada. Tras morir Chávez, hubo una estrategia para intentar desmantelar los servicios públicos mediante sabotajes. Era un plan para precarizar la vida y tratar de borrar las conquistas históricas de la revolución. La escasez era programada para que faltaran productos específicos. Era llevarse, acaparar y especular. Fue un momento muy difícil porque Venezuela estaba muy determinada por la producción de petróleo y no había logrado desarrollar plenamente su capacidad productiva. Fue una situación muy compleja, no podías comprar nada para mantener la industria, no entraba nada, no había forma de transar ni siquiera teniendo el dinero. Además, fue una estrategia de desmantelamiento muy dura contra la industria petrolera, nuestra principal fuente de ingresos.

¿Cómo se enfrentó aquello?

El presidente Nicolás [Maduro] planteó que lo fundamental era garantizar el alimento a la población y la creación de los comités locales de abastecimiento y producción para que lo poco que entraba al país llegara a la gente. No se podía hacer a través del mercado tradicional ni de la burocracia del Estado. Se aprovechó el acumulado de la organización popular y gobierno del territorio que teníamos desde el inicio de la revolución y el pueblo, sobre todo las mujeres, se organizó y se encargó de la distribución directa. Lo que tenía que haber sido una brutal sensación de escasez se convirtió en un espacio de solidaridad.

¿Aquella situación derivó en el aumento de la emigración?

Esa campaña para generar desesperanza tuvo impacto sobre todo en los jóvenes y la clase media. Se les invitaba a marcharse diciéndoles que fuera sí tenían posibilidades, aunque al llegar eres un paria y una amenaza. Fue una estrategia para promover esa migración. Se trataba de demostrar que Venezuela es un fracaso y de que fuera está el paraíso; de que el sueño americano existe, aunque lo que vas a encontrar es una pesadilla. La inmigración es brutal porque es una forma de tener, sobre todo en EEUU, mano de obra esclava. Promueven la inmigración, pero no dan la ciudadanía ni abren fronteras. La promueven con mecanismos perversos, creando redes de delincuencia organizada para el tráfico de personas. Pero necesitan que sea de precarización. El grupo que entra sin papeles es mano de obra esclava que acaba aceptando lo que sea o que se criminaliza, y es devuelto como Tren de Aragua, como hicieron con las maras.

Usted fue ministra de Comunicación e Información. ¿Cómo lograr una comunicación eficaz, veraz y honesta en la era de Elon Musk, los fenómenos virales sin verificar, las «fake news», TikTok…?

Una de las cosas en las que puso énfasis el comandante Chávez y sobre las que está trabajando Nicolás Maduro es la democratización de la comunicación. Se legalizaron los medios comunitarios, alternativos. Lo fundamental era la idea de pueblo comunicador. No puede ser mero espectador, tiene que ser protagonista, construir el mensaje y comunicar. Ahora es el momento ideal del dominio capitalista porque se llega a todos de manera inmediata y con un mensaje dirigido que terminas creyendo tuyo. A través del algoritmo conozco tu gusto, lo que deseas, tu debilidad, tu angustia y, sobre todo, tu miedo, y construyo el mensaje que no solo entra en el hogar, sino en el individuo, porque tienes el teléfono en la mano todo el día. Eso puede generar parálisis o pensamiento crítico.

Las redes son importantes, pero la comunicación es en la calle, ahora, es humana, verdadera y es en el encuentro, en el barrio, en la organización popular..., y no podemos dejar ningún espacio, porque toda vida que se llena a través de las redes es una vida que está vacía. Si participamos, comunicamos, construimos, transformamos, podemos desarrollar la democracia. La comunicación es el elemento fundamental de la política, es la esencia de ser humanidad.

En unos meses se celebran elecciones en EEUU. La Administración Biden ha reactivado las sanciones contra Venezuela. ¿Qué impacto prevé que tenga esta medida? ¿Con Joe Biden o Donald Trump en la Casa Blanca cambia la relación Washington-Caracas?

No afecta quién esté en la Casa Blanca. Su política contra América Latina es una sola, y contra Venezuela es constante, no importa quién esté. A veces se abren espacios de diálogo, pero jamás cumple los acuerdos. EEUU siempre miente y siempre está calculando la destrucción del otro. No sé si es peor con sus enemigos o con sus aliados, pero la relación siempre es destructiva, está calculada para dominar y para su máximo beneficio.

¿En qué punto está el contencioso de Esequibo? ¿Hay diálogo con Guyana?

EEUU hablaba de Guyana como el Kuwait de América. Ya tenía claro el tema de sus recursos y también la estrategia para la guerra. No es un tema de diálogo con Guyana. Su presidente es un agente de las petroleras norteamericanas. Es algo absolutamente artificial. La intención es enconar una guerra contra América Latina. La aspiración petrolera no se queda solo allí, en Esequibo, es contra Venezuela. No aceptamos injerencias y desarrollamos estrategias para que se resuelva en función de los derechos de nuestros dos pueblos. No podemos ceder ni un milímetro porque es nuestro territorio, porque la presencia de esas petroleras es una amenaza para la paz en la región y porque su ambición va en contra de la existencia de Venezuela como país soberano.

Mañana se celebran elecciones presidenciales. ¿Cómo valora la inhabilitación de María Corina Machado y de otras figuras de la oposición?

Ahí está el poder de las campañas mediáticas. En ningún otro país pasa que todo el mundo acabe hablando de alguien desconocido, participe o no en un proceso electoral. Pasó con Guaidó. ¿Por qué se convierten en una referencia? Cuando se planteó declarar a Venezuela como ‘amenaza, inusual y extraordinaria’ y que se activara la Carta Democrática contra Venezuela, esa diputada fue a la OEA aceptando un cargo como funcionaria de Panamá para pedir la intervención contra nuestro país. Quedó inhabilitada inmediatamente. En medio de las dificultades con Guyana por Esequibo llamó a desconocer los derechos de Venezuela. Está involucrada en las guarimbas de 2014 y de 2017, que costaron la vida a venezolanos, llamando a la violencia y creando una situación de guerra fratricida, brutal, a través del odio racial y social. Eso es terrorismo, a eso convocaron estos señores que deberían estar inhabilitados porque son nazis. Tiene varios procedimientos abiertos. Sabía que estaba inhabilitada y no podía ser candidata.

Así como puso a Guaidó, EEUU quiere poner a quien sea, siempre que responda a sus intereses y le garantice la pérdida de soberanía de Venezuela. Es el títere perfecto.

Dice que el Acuerdo de Barbados decía que se les iba a habilitar, pero este dice que se iba a revisar la inhabilitación y sería el Tribunal Supremo de Justicia quien tomaría una decisión. Y la tomó: los delitos cometidos son un crimen y la inhabilitación sigue vigente. Ella nunca estuvo en el diálogo, siempre ha querido guerra y todo lo que dice es falso.

No cumplió con nada, ni firmas, ni partido, ni proceso... Hay nueve candidatos de la derecha, aunque se hable solo de uno. La derecha se ha diversificado, lo que es bueno, porque significa que no todo el mundo quiere quemar viva a la gente. Pero no se habla de esa diversidad, sino de un personaje que nadie conoce.

Las inhabilitaciones no vienen de ahora. En otros países estarían presos.

¿Cómo se construyen la democracia y la paz en medio de la polaridad?

La paz se defiende todos los días. Si algo ha hecho Nicolás Maduro ha sido mantener la paz, no caer en la guerra y tender puentes, llevando el diálogo a todos los sectores. Defender la patria para defender la paz. Rendirse es apostar por la guerra. Defender la paz es garantizar la institucionalidad, el Estado de derecho, la democracia de verdad, no la de las élites, la representativa y burguesa, sino la de la participación y el poder del pueblo, única garantía de la paz. Paz y democracia es lo mismo, no puede haber una paz impuesta. La paz se construye, se defiende y es un acto colectivo, de conciencia y de democracia verdadera, de democracia revolucionaria. El pueblo es la garantía de la democracia, de la paz y de la soberanía.

Venezuela es país garante en los diálogos entre el ELN y el Gobierno colombiano. ¿Cómo ve la «paz total» de Gustavo Petro y sus implicaciones para el conjunto de la región?

La paz es una enorme tarea en Colombia, porque para EEUU, el Plan Colombia y toda su generación de violencia, y la instalación de bases militares para operar desde allí ha sido posible a través del conflicto y la guerra. Pero generar ese espacio de paz con justicia y con democracia verdadera es una tarea enorme para toda América Latina, no solo para Colombia. El pueblo colombiano ha sufrido mucho por recuperar su soberanía, y lograr la paz tiene que ser un acto de justicia y democracia que no es fácil mientras EEUU esté tan presente allí. Pero la paz de la región pasa por la soberanía plena de Colombia y por que su política no sea decidida por el Departamento de Estado ni por la DEA.

Para Hugo Chávez, la integración latinoamericana era un objetivo fundamental. ¿Cómo ve esa integración con Lula de regreso en Brasil, con Petro en Colombia, pero con Milei en Argentina, Noboa en Ecuador y Bukele en El Salvador?

La integración es una acción de los pueblos. Los gobiernos ayudan. Tener líderes como Fidel, Chávez o Lula ayuda mucho a dar pasos para avanzar, pero son los pueblos los que tienen que ir construyendo la unidad. Estamos en una fase de decadencia imperial, de desplazamiento del mundo unipolar y de la posibilidad de caída de la hegemonía gringa que convierte el escenario en muy peligroso. EEUU está en su fase más brutal y peligrosa, pero también hay un avance del socialismo. El triunfo de Petro fue producto de la resistencia del pueblo en las calles; la juventud chilena resistió y construyó el escenario que permitió el Gobierno de Boric, y estoy segura de que también lo hará el pueblo de Ecuador.

Hay una fuerza extraordinaria de avance que es irreversible, que comenzó en el siglo XXI producto de la resistencia de la Revolución Cubana, de la temprana aparición de la Revolución Bolivariana y está regando el continente. No van a poder [Javier] Milei con Argentina y [Daniel] Noboa con Ecuador, y estoy segura de que en el pueblo salvadoreño, que resistió y luchó, no va a morir ese sueño. América Latina tiene un destino y es la unidad latinoamericana. Eso somos, un solo pueblo, y por más manipulación mediática y guerra cultural, Venezuela será, junto a toda América Latina, una Patria Grande y esperanza para la humanidad.