Bilbao Basket se baja al barro para ir a Salónica con siete puntos de ventaja
Los hombres de negro, liderados por Pantzar y De Ridder, llegaron a escaparse 24-12, pero tuvieron que sufrir a partir del segundo cuarto. Sin embargo, supieron sufrir e imponerse por un 72-65 que parece insuficiente salvo que los de Ponsarnau no salgan a ganar también en Salónica.

Habrá que ver si el 72-65 es suficiente o no para que Surne Bilbao Basket pueda llevarse la finalísima de la FIBA Europe Cup. Será difícil en tierras helenas, pero lo cierto es que los pupilos de Jaume Ponsarnau forjaron su victoria de anoche en la ida bajando al barro ante un PAOK de Salónica garrapatero como pocos.
Melwin Pantzar, con 19 puntos, y Thijs De Ridder, con 13 tantos y 10 rebotes, llevaron en volandas a la victoria un partido que se fue complicando sobremanera después de haberse escapado 24-12 de inicio, cuando los triples bilbainos entraban a puñados. Pero entre la reacción helena, con Bartley, Henderson y Reynolds a la cabeza, un arbitraje desquiciante y una sobreexcitación que por poco les cuesta caro a los hombres de negro, la final queda en un puño.
No queda otra que ganar también en Salónica, porque si los de Ponsarnau salen a defender su resultado, se van a quedar con las ganas. Para ello deberán bajar al barro exactamente igual que en Miribilla, aunque en tierras griegas no tendrán a más de 9.500 almas desgañitándose a su favor.
FINAL DESDE MUCHO ANTES
La final comenzaba casi dos horas antes. Por un lado, los aficionados salían a recibir a los hombres de negro a la entrada del parking de Miribilla, en una ‘quedada’ entre aficionados en los aledaños del pabellón. A la misma hora, subiendo a Miribilla desde Alde Zaharra, los 500 aficionados del PAOK de Salónica se dedicaron a cantar sus vítores y cánticos, rodeados por un fuerte retén de la Ertzaintza, que los escoltó hasta dentro del pabellón, aunque sin armar mayor alboroto que el de sus decibelios cantores; nada que no se pudiera soportar.
Después de tanta parafernalia, por fin se lanzaba el balón al cielo, con Marvin Jones asumiendo el puesto de pívot titular en lugar de Amar Sylla, a diferencia del inolvidable duelo ante Dijon, junto con Frey, Dragic, Abdur-Rahkman y Gielo, siendo Kullamae el descartado. Por parte helena, Bartley, Reynolds, Upson, Henderson y Kreuser formaron el esperado quinteto heleno.
Tomasz Gielo, con un Miribilla en pie, clavó el 3-0 en el primer ataque bilbaino. Los zurdos bilbainos, Frey, Gielo y Dragic -con Cazalon en el banquillo antes de lesionarse- comenzaron a todo vapor, anotando cuatro triples sin fallo e imponiendo el ritmo de juego a un PAOK a contrapié, aunque con las canastas de Henderson y Bartley intentaban aguantar el primer golpe de su rival.
El PAOK, empero, empezaba a imponer un ritmo más cansino y agónico, tapando los espacios y por fin sus referentes lograban ver aro, siquiera con cuentagotas.
Por momentos, parecía haber vuelto el baloncesto de los 90, más aún con un arbitraje capaz de sacar de quicio a todos. Así las cosas, el cuadro heleno remontó hasta adelantarse 44-48 en el tercer cuarto, en un momento de pánico local.
Pero entre Pantzar y De Ridder, y una defensa colectiva durísima, los hombres de negro supieron bajar al barro y ganar. No obstante, Salónica será otra historia, salvo que los bilbainos salgan a ganar.

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