Aritz INTXUSTA
ABERRI EGUNA

Otegi apela a la unidad para «elevar el campo base»

EH Bildu congregó a miles de personas en Iruñea para la celebración del Aberri Eguna. Joseba Asirón saludó a los asistentes y dejó el discurso principal a Arnaldo Otegi, que optó por un mensaje de conciliación, apartando las críticas, y haciendo un llamamiento a la unidad entre aquellos que creen que Euskal Herria debe avanzar en su soberanía.

En la página anterior, jóvenes independentistas cantan al inicio de la manifestación. Junto a estas líneas, la movilización avanza por Avenida Baiona.
En la página anterior, jóvenes independentistas cantan al inicio de la manifestación. Junto a estas líneas, la movilización avanza por Avenida Baiona. (Jon URBE | FOKU)

Miles de personas (unas 15.000, según estimó EH Bildu) recorrieron Iruñea desde los Golem hasta el Parque de Antoniutti bajo una lluvia intermitente que se volvió más recia a la hora de los discursos tras una pancarta con el lema de EH Bildu para este Aberri Eguna: «Askatasunaren nazioa gara». Era tal la asistencia que durante los primeros 350 metros (hasta el portal 35 de la Avenida Baiona) había gente en la acera y la mediana para aplaudir el paso de la cabecera. Y durante todo el recorrido, de un kilómetro, más participantes se siguieron incorporando desde esa acera derecha.

Esta edición de 2025 remarcó las características propias del país y su valor como antídoto en un contexto marcado por el auge de la ultraderecha, el impulso al autoritarismo y militarismo, o el genocidio en la Franja de Gaza.

Los primeros aplausos en la salida se los llevaron las columnas de jóvenes que se incorporaban cantando desde el topagune de Berriozar (a 4,5 kilómetros), algunos de ellos todavía con el vaso y otros con el saco y la esterilla colgando de la mochila.

La marcha a lo largo de la Avenida Baiona fue muy vistosa. A la cabeza iba una mujer que portaba la bandera amarilla con el arrano, seguida por joaldunak y la pancarta principal. Tras ella, miles de personas que enarbolaban cientos de ikurriñas y banderas de Nafarroa en proporción bastante equilibrada. Se vieron también unas pocas esteladas, banderas palestinas y kurdas.

Cuando la organización dejó de insistir a los que llegaban para que se acercaran al escenario o al menos se desplazaran hasta la arboleda para así dar cabida a las últimas filas, comenzaron los discursos. Justo antes, se cantó una versión en euskara de L’estaca de Lluis Llach.

Arrancó Joseba Asirón en euskara y estuvo breve, dado que la lluvia había ganado mucha fuerza. El alcalde de la ciudad tiró de su faceta de historiador para remarcar que se cumplirán 2.100 años de la fundación de la ciudad, que nació de la mezcolanza de los romanos de Pompeio con las gentes que habitaban la zona «que eran las mismas que las de Irulegi».

Recordó, además, que el nombre de Iruñea probablemente derive de la voz «hiria», dado que los vascones de la zona se referían a ella, simplemente, como «la ciudad».

A renglón seguido, tomó la palabra Arnaldo Otegi, secretario general de EH Bildu, quien incidió en que pese a las dificultades globales los vascos «estamos ante una oportunidad. Tenemos que tener consciencia de nuestra escala pero también de nuestras opciones. En el pasado no supimos aprovechar todas las ocasiones, pero somos un país pequeño que ha hecho grandes cosas».

Otegi reclamó «inteligencia emocional y política para avanzar en el camino de conquistar nuestra soberanía nacional. El horizonte se llama república vasca de iguales».

MANO TENDIDA PARA «ELEVAR EL CAMPO BASE»

El secretario general de la formación soberanista resumió la tesitura actual en que «hay opciones de subir a un campamento base» y aquí hizo hincapié en que «estamos dispuestos a hacerlo desde la unidad, no solo política sino también sindical y social».

Antes había incidido Otegi en que el Aberri Eguna no es un día «para criticar a otros abertzales, sino para celebrarlo junto al resto de abertzales. Nosotros nunca utilizaremos el Aberri Eguna para criticar a nadie que defienda que este es un país, una nación, y que tiene derecho a decidir. Se lo dejamos a los que hacen del insulto y del barro su práctica política. Frente a insultos, más mano tendida».

«Hay un campamento base que elevar porque hay nuevos retos -sostuvo el líder de EH Bildu-. Este país merece más soberanía y reconocimiento nacional».

Antes de llegar a este punto se cuestionó «qué nos ha traído hasta aquí». Contó que recientemente había visitado el campo de concentración de Gurs y también «la tumba de un lehendakari [en referencia a José Antonio Aguirre] que tuvo que afrontar una guerra, organizar un ejército y defender su país, y hacerlo desde un gobierno de concentración» formado por abertzales, comunistas y distintas ideologías de izquierdas.

«Y ahí pensé: estamos vivos porque no hemos perdido nuestra memoria nacional, porque está en Orreaga, está en Amaiur, está en muchos sitios. Porque han sido somos, y porque somos, serán».

«También nos ha traído hasta aquí ‘zaindu maite duzun hori’ -añadió el líder de la coalición-. Este es un país que ha construido su imaginario, su historia y su futuro sobre el esfuerzo de miles de trabajadores y trabajadoras que han sabido mantener vivas nuestras banderas, nuestro idioma nacional y nuestros objetivos últimos».

En este punto, expresó su satisfacción «por cómo las nuevas generaciones se suman a esta lucha», con alusión expresa al exitoso topagune de Berriozar.

Al valor de la resistencia y la memoria le sumó la capacidad de «mirar al futuro y saber leer los intereses populares». Y aquí afirmó que «hoy construir una patria es defender los derechos de las inmensas mayorías trabajadoras y populares».

«SE EQUIVOCABAN», 50 AÑOS DESPUÉS

En la última parte del discurso, Otegi evocó lo ocurrido hace 50 años, ligándolo con el presente: «Franco murió como nació, asesinando a militares abertzales y socialistas. Este país hizo tres días de huelga general para defender a los militantes que iban a ser asesinados, estuvo en el foco de todo el planeta, el primer ministro sueco Olof Palme, el Papa Pablo VI, hubo manifestantes, se asaltaron embajadas españolas para pedir que se conmutaran las penas de muerte»

Y continuó así: «Un joven vasco nacido en Extremadura de 21 años llamado Txiki y un joven de 32 nacido en Gipuzkoa llamado Angel Otaegi pasaron su última noche entre nosotros y nosotras. Todo el país estaba pendiente de la radio. No sucedió, no conmutaron las penas, pero tenemos que recordar que aquellos vascos murieron frente a un pelotón de fusilamiento cantando el ‘Eusko Gudariak’ y que uno de ellos nos dejó una consigna que decía ‘Aberri ala hil’».

«Algunos pensaron que cortando las raíces esto no daría fruto, ¡cuánto se equivocaron! -concluyó Otegi, bajo la lluvia que arreciaba por momentos-. Venimos de esa pasta, somos de esa pasta y venimos a repetirlo: Nadie detendrá a este país, nadie detendrá la lucha del pueblo vasco para lograr una república de iguales, nadie será capaz de abortar la primavera».

El acto se cerró cantando el “Eusko gudariak” que inició Otegi desde la tribuna de oradores. Los paraguas, eso sí, no dejaron ver los puños en alto. Aunque, finalmente, las dos últimas palabras que se escucharon por los altavoces fueron: «Ongi pasa!».

Esas palabras dieron pie a otro Aberri Eguna, el de disfrutar. El nivel de asistencia que ha logrado EH Bildu a esta celebración hace que la capital de Nafarroa, si no un día completo, al menos sí durante varias horas se sienta como la capital de Euskal Herria.

El euskara se adueñó de las calles de Alde Zaharra por las que se dispersaron los pañuelos verdes fosforito. Las ikurriñas se apoyaron junto a las canaleras a la puerta de los bares. Había trikitilaris, gigantes y conciertos en la Plaza del Castillo. Y la gente pudo disfrutar del día no sin cierto asombro -todo hay que decirlo- de muchos otros turistas que habían recalado en la capital de Nafarroa por Semana Santa y andaban un tanto desorientados.