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KOLABORAZIOA

Por nuestros derechos sociales

Gertakari horien ondorioz, frantses Gobernuaren benetako aurpegia ikusi dugu. Hollande Israelen erasoa sostengatzen ikusi dugu. Palestinaren inguruan frantses Estatuak atxikitzen saiatu zen oreka hautsi da Iniciamos un camino en la calle. Hoy con satisfacción vemos que en la pelea coincidimos en plataformas de personas pensionistas, organizaciones, iniciativas unitarias. Al mismo tiempo, saludamos la aprobación de Carta de Derechos Sociales de Euskal Herria.


Las personas mayores y pensionistas que estamos en LAB continuamos en la brecha. La lucha contra la explotación en los centros de trabajo, contra el orden patriarcal que oprime a las mujeres y por la mejora de las condiciones de vida en nuestros pueblos y barrios es la misma lucha. Por eso, nos rebelamos frente a quienes quieren alargarnos la edad laboral, frente a quienes quieren robarnos la esperanza de una vida mejor, más igualitaria y justa. No aceptamos la pobreza a la que nos condenan y nos negamos a convertirnos en simples sustentadores de nuestras hijas e hijos cuando se les niega empleo de calidad y servicios públicos para atender a nuestras nietas y nietos.

La vida se hace más difícil y existe una negación de la voluntad creciente en favor de la soberanía de nuestro pueblo que nos permita alcanzar un nuevo modelo económico y social. En este contexto, queremos compartir algunas reflexiones y cuestiones y marcar algunos de los objetivos que sirvan para orientar nuestra acción en la calle y frente a las instituciones. Acción que ha de permitirnos avanzar en la transformación social y construcción nacional de Euskal Herria.

Pensiones y autonomía económica. Las pensiones van a perder un 18% de valor en el período 2008-2019. La consecuencia es evidente: deterioro generalizado en la calidad de vida. Alertamos por su especial gravedad los efectos devastadores que van a producirse entre las mujeres y entre quienes cuentan con más de 50 años, en situación de paro durante años y sometidos con crueldad a la política de recortes en materia de prestaciones de protección. El sistema de pensiones español nos impone una doble alternativa: o pensiones privilegio para quien pueda contratar planes privados de jubilación o pensiones asistenciales que condenan a la pobreza permanente. Contar con un sistema de Seguridad Social propio es una necesidad urgente.

Vivir saludable, morir dignamente. Somos quienes mayor necesidad tenemos de recurrir a la atención sanitaria, y por ello estamos sufriendo de primera mano los ataques contra la salud. Se ha traspasado el gasto público al privado, y de nuestros bolsillos están saliendo millones de euros para pagar las medicinas. Se nos ha mentido al decir que se iban a compensar a las pensiones más bajas. Se están ocultando los efectos del repago en la salud. Sufrimos el aumento de las listas de espera y la falta de personal. Y esto no parece terminar. Los presupuestos para salud bajan de año en año y se anuncian nuevas contrarreformas desde Madrid, como es la revisión de la Cartera de Servicios. Por último, constatamos el cuestionamiento sobre el modo en que se ha de abordar un hecho natural como es la muerte. Frente a las decisiones de los poderes, se impone la necesidad de proteger nuestro derecho a decidir también sobre nuestro cuerpo, nuestra vida y nuestro dolor.

Calidad de vida, derecho a la autonomía personal y buen envejecimiento. Las políticas públicas de prevención, de adaptación y de acompañamiento a la pérdida de autonomía de las personas muestran grandes carencias. Desde las instituciones no existe una apuesta coherente y ambiciosa para promover este derecho. Garantizar un buen envejecimiento se ve como un gasto para los poderes neoliberales. Pensamos que invertir en las personas y en su bienestar provoca riqueza social, empleo y buen vivir. Alertamos sobre los retrocesos en materia de servicios y derechos sociales. Por último, es necesario abordar seriamente la realidad del maltrato doméstico, social e institucional que sufrimos las personas mayores. Tras esta realidad, denunciemos los recortes presupuestarios, la no creación de empleo de calidad, la falta de recursos sociales, la desvalorización de la vejez, el injusto reparto de las tareas de cuidados y la atención residencial deficiente.

Personas mayores y pensionistas feministas. Las mujeres mayores nos encontramos en situación de desventaja. La sociedad patriarcal ha dejado sus huellas y marcas en nuestras vidas: mayor pobreza, mayor sometimiento al rol de cuidadoras que se nos ha asignado, peor cuidadas en servicios sociales a los que se niega financiación y medios personales para poder atender con calidad. La superación de la sociedad patriarcal debe ser una lucha compartida por todas y todos.

Hacia una movilización amplia de personas pensionistas y mayores de Euskal Herria y para Euskal Herria. Se deben garantizar recursos económicos suficientes para que todas las personas mayores puedan contar con una vida digna, una red de atención social y sanitaria pública y universal, ser parte activa en las decisiones que nos afectan, la reclamación de un sistema de Seguridad Social vasco. Para ello, iniciamos un camino en la calle. Hoy con satisfacción vemos que en la pelea coincidimos en plataformas de personas pensionistas, organizaciones, iniciativas unitarias. Al mismo tiempo, saludamos la aprobación de Carta de Derechos Sociales de Euskal Herria. En ella tenemos que ver una herramienta que nos ha de permitir vivir mejor, con justicia e igualdad. Simplemente, ni más ni menos.