Aritz INTXUSTA IRUÑEA
Gestión de residuos en Nafarroa

El PSN se opone desde ayer a la incineración de basuras en Nafarroa

Samuel Caro (PSN) anunció ayer que su formación quiere impedir que en Nafarroa se incineren residuos y dijo apostar por una nueva tecnología basada en el agua, la presión y el calor. Hasta ahora, Caro era uno de los mayores defensores de la incineradora de Olazagutia, pero desde el partido ni aclaran si esta nueva postura afectará a los planes de la cementera de Portland. El PSN también pide a UPN un nuevo Plan de Residuos tras los problemas legales del actual.

Samuel Caro, vicepresidente del Parlamento por el PSN, sorprendió ayer con unas declaraciones en las que anunciaba que su formación se ha propuesto «cerrar el paso a la incineración en Nafarroa» y solicitaba cambiar el Plan General de Residuos de Navarra, que en su día sacaron adelante con UPN. «El Gobierno debe saber que, de cara a forjar acuerdos para que el PSN dé el visto bueno a un plan gestor de residuos, ese plan debe olvidarse de la incineración y apostar por esas nuevas tecnologías tendentes al vertido cero».

En particular, las declaraciones resultan polémicas por los planes que existen en la cementera de Portland en Olazagutia y que el PSN había defendido de forma destacada. En particular, era el propio Caro uno de los que más abiertamente ha mostrado su apoyo a ese proyecto. El parlamentario forma parte de la Comisión de Desarrollo Rural, Industria, Empleo y Medio Ambiente y, en el segundo año de esta legislatura, todos acudieron a conocer las instalaciones de la cementera. A la salida, afirmó lo siguiente: «La situación es muy comprometida, sin valorización tenemos todas las papeletas para que ocurra lo que no deseamos. Este proyecto, que entraña mejoras medioambientales, tiene el respaldo de la mayoría parlamentaria». A sabiendas de que es un proyecto que concita enorme rechazo en el valle, Caro añadió entonces: «La Sakana no se puede permitir muchos lujos en relación al empleo».

Ayer, pareció dar un giro copernicano. Exigió que el Gobierno plantee «una solución sobre cómo gestionar en un futuro próximo los residuos, habida cuenta de que el anterior plan fue anulado en partes sustanciales por los tribunales». Precisamente, los problemas legales del Plan de Gestión de Residuos se deben a la ubicación.

Faltan los estudios ambientales

El problema viene de atrás, cuando el Gobierno navarro diseñó un Plan de Residuos centrado en la incineración, aun desconocía cuál sería la ubicación final de la incineradora. En un principio, se manejaba la zona de Tafallaldea, por ser la más céntrica. Hubo contestación y polémica (la más llamativa, la del pucherazo de Pitillas, en el que tuvo un papel destacado Roberto Jiménez y, sobre todo, su padre). La localización de la incineradora fue variando con los años, hasta recalar en Olazagutia, puesto que a Cementos Portland le venía muy bien utilizar basura como combustible. De ese modo, en lugar de pagar para mantener sus hornos encendidos, pasaría a cobrar por eliminar basuras quemándolas en los mismos.

La fundación Sustrai, así como la Mancomunidad de Sakana, denunciaron que el Plan de Residuos no se había elaborado debidamente y los tribunales les han dado la razón. Básicamente, alegaron que un plan de esas características debe contener unos estudios de impacto ambiental que son los que determinarán el emplazamiento del punto de incineración. Como cuando se elaboró el proyecto el Gobierno no conocía localización, el plan nace cojo.

De todos modos, según explicaron ayer desde Sustrai, lo que resulta absolutamente improcedente e ilegal es que se determine la localización de la incineradora por un interés particular y no bajo criterios medioambientales. El Gobierno recurrió ante el Supremo la anulación del Plan de Residuos, pero la sentencia no se prevé hasta el año próximo, por lo que estas declaraciones de Caro en pleno mes de agosto no parecen vinculadas directamente a él.

Este periódico se puso en contacto ayer a mediodía con el PSN para intentar aclarar si el anuncio de Caro de que su formación se opone a la incineración incluye también el proyecto de Olazagutia. Tras una espera de media hora, desde el partido se informó que no se podía aclarar este extremo, porque a Caro no se le había podido localizar.

Todo por un invento nuevo

En la rueda de prensa de ayer, el vicepresidente del Parlamento habló de un nuevo tipo de tecnología que podría sustituir a la incineración y que dijo que está basada en agua, presión y calor. Según Caro, esto sería «en torno a un 50% más económico que la tecnología basada en la incineración».

Por otro lado, aseguró también que no haría falta encontrar un punto para quemar los deshechos o transformarlos con esa técnica de agua, presión y calor. Al parecer, esa tecnología sería aplicable «a los centros que actualmente están en funcionamiento» y se ubicaría en los mismos emplazamientos.

Según dio a entender, el PSN tendría bastante prisa por implantar este invento y, de hecho, lo quiere ya para el próximo año. Aunque prevé que los presupuestos serán prorrogados, aseguró que le gustaría «que en 2015 empecemos a ver, si no en todas las ubicaciones donde se gestionan residuos sí en algunas, esta solución tecnológica». Ahora espera que el resto de la oposición también le apoye.

Es cierto que UPN no ha clarificado demasiado cómo pretende deshacerse de los residuos, más allá de diseñar un plan para quemar el 90% de ellos sin fijar siquiera el sitio donde colocar los hornos. Pese a ello, al consejero, Javier Esparza, siempre se le ha escuchado que busca un punto donde centralizar todo, cosa que iría justo en el sentido contrario de lo propuesto por el PSN. Este asunto, no obstante, resulta todavía más complejo de analizar, dado que la tramitación de residuos se gestiona desde las mancomunidades, unos nichos de poder que formaron parte del cambio de cromos entre UPN y PSN en su gran pacto para controlar Nafarroa, lo que coloquialmente se conoce como «el régimen».

Según explicaba ayer Caro, su apuesta por un modelo descentralizado de gestión de residuos estaría justificada en un afán de «evitar la gran contestación social que en su momento tuvo y que seguramente tendría a futuro si el Gobierno sigue empecinado en apostar por la incineración».

Con todo, la mayor contestación social que ha habido ha sido contra el proyecto de Sakana y el PSN lo conoce bien. Los concejales de Olazagutia que se presentaron bajo las siglas PSN acabaron bastante mal. Dos de ellos fueron expulsados por romper la disciplina de voto en torno a la incineradora. Y los otros dos, acabaron por desligarse de la formación. Pese a esta oposición vecinal, UPN, PSN, PP y Geroa Bai apoyan la instalación.

La incineración y el pucherazo que persigue a Roberto Jiménez

La batalla por la incineradora ha vivido numerosos episodios antes de acabarse por intentar colarla en una cementera, bajo el eufemismo de «valorización de residuos». El más curioso es el ocurrido en Pitillas, pueblo natal del líder del PSN. La localidad se dividió entre quienes querían la instalación y los que se oponían. Los dos bandos se enfrentaron en las municipales de 2003. No obstante, los pro-incineradora realizaron una campaña de empadronamiento masivo tres meses antes, hasta incrementar el censo en un 30% con personas favorables al proyecto. Al final ganaron, pero el alcalde fue condenado por haber cometido pucherazo. Le sustituyó el padre de Roberto Jiménez, segundo de esa lista, que prestó su domicilio para empadronar a seis no residentes. Al parecer, el líder del PSN también residía en esa casa.