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Ataque talibán en Pakistán

Más de 140 muertos, casi todos niños, en el asalto a la escuela de Peshawar

El ataque de los talibanes paquistaníes contra una escuela del Ejército en Peshawar provocó más de 140 muertos, entre ellos al menos 132 niños, y 124 heridos, en el atentado más sangriento en la historia de este grupo.


Los talibanes paquistaníes llevaron a cabo ayer el atentado más sangriento en la historia del país, al atacar una escuela de hijos de militares, en la que mataron a 141 personas, entre ellas a 132 niños, para vengarse de la ofensiva del Ejército en sus bastiones. El asalto en la escuela de Peshawar, en el noroeste del país, acabó después de más de siete horas de combates en los que murieron los seis atacantes, y tuvo en vilo al país, conmocionado por las historias que relataban los sobrevivientes. que contaban cómo los talibanes pasaban de una clase a otra, abatiendo filas de niños de 12 años.

El ataque fue reivindicado por el Movimiento de los Talibanes de Pakistán (TTP), el principal grupo insurgente islamista del país y que ha mostrado su capacidad de hacer correr la sangre a pesar de recientes ofensivas militares que lo han debilitado.

El Gobierno paquistaní reafirmó su intención de eliminar a este grupo, cuyos ataques han provocado la muerte de más de 7.000 personas en el país desde 2007, sobre todo en el noroeste y en Peshawar.

El asalto comenzó hacia las 10.30, cuando seis talibanes vestidos con ropas militares tomaron al asalto la escuela, situada en los suburbios de la ciudad. Más de 500 alumnos, de entre 10 y 20 años, se encontraban en el centro, elegido por el TTP porque «los hijos de los más altos cargos del Ejército estudian allí», en palabras de Muhammad Jorasani, portavoz talibán que habló con la agencia AFP.

«Hemos elegido la escuela del Ejército para el ataque porque el Gobierno está atacando a nuestras familias y mujeres», afirmó Jorasani, en declaraciones a Reuters. «Queremos que sientan el dolor», añadió.

Disparos al azar contra los niños

Según los testimonios, los asaltantes pasaron de clase en clase para matar a los alumnos. El centro de llenó de disparos, humo y muertos en las aulas y pasillos de la escuela, con milicianos corriendo estancia por estancia disparando al azar contra alumnos y adultos.

Sobre la cama de un hospital, Shahrukh Khan, de 16 años, relató una escalofriante historia, contando cómo los talibanes fueron buscando los niños debajo de los bancos para matarlos. Recuerda cómo, tumbado en el suelo, veía la imagen de un talibán «con grandes botas negras» que acribillaba a balazos a los estudiantes, y cómo él mismo se retorcía de dolor cuando recibió dos disparos en sus piernas pero contuvo un grito, fingiendo estar muerto. «Una de mis profesoras estaba gritando, le habían disparado en la mano y estaba llorando por el dolor. Uno de los terroristas se acercó entonces hasta ella y comenzó a disparar hasta que dejó de hacer ningún sonido. Alrededor de mí mis amigos yacían en el suelo heridos y muertos», agregó.

Después de esperar «durante mucho tiempo, con los ojos cerrados, ser fusilado,» perdió el conocimiento, pero despertó en el hospital. Según el Ejército, los asaltantes, todos provistos de explosivos, municiones y víveres para varios días, «no tenían ninguna intención de capturar rehenes porque dispararon de forma indiscriminada desde que entraron a la escuela». Mencionó la posibilidad de que se tratara de árabes o uzbecos, sugiriendo así una participación de combatientes extranjeros, supuestamente de Al Qaeda, al lado de los del TTP.

Las fuerzas de seguridad tomaron poco a poco el control de la escuela a medida que los talibanes iban muriendo o se iban inmolando con los explosivos. Cuando el tiroteo se intensificó, al menos tres de los insurgentes se inmolaron, lo que dejó varios cuerpos desmembrados de los suicidas y víctimas.

Cerca de las 18.30, el Ejército anunció el final del asalto y la muerte de los seis asaltantes. El trágico balance fue de 141 muertos, de ellos 132 niños. Además, hay 124 heridos, de ellos 121 menores, según el portavoz del Ejército, el general Asim Bajwa.

Las cifras sobrepasan las del atentado que en octubre de 2007, en Karachi, mató a 139 personas, durante el regreso al país de la ex primera ministra Benazir Bhutto.

El hospital público Lady Reading de Peshawar fue asaltado por los padres ahogados en un dolor inconsolable cuando vieron los cuerpos de sus hijos con los uniformes empapados en sangre. «Dios, ¿por qué te has llevado a mi hijo? ¿Qué pecado he cometido?», lloraba mientras se golpeaba la cara Irshadah Bibi, de 40 años y madre de un chico de 12 años que murió en el ataque.

Los primeros funerales se celebraron ayer mismo por la noche. El primer ministro Nawaz Sharif denunció la «tragedia nacional» causada por «salvajes», y en el lugar de los hechos declaró que «estos niños eran mis hijos, los de la nación», añadió. Decretó además tres días de duelo nacional.

Ofensiva del Ejército

El Ejército, considerada la institución más poderosa del país, reafirmó su determinación de continuar sus operaciones en curso contra el TTP hasta su eliminación total.

A menudo acusado de mantener vínculos con grupos armados islamistas, el Ejército comenzó el pasado mes de junio, después de varios años de vacilación, una ofensiva contra el TTP en el área tribal de Waziristán del Norte, cercana a la frontera afgana y considerada como su principal bastión.

Desde entonces, ha anunciado que ha tomado el control de las principales ciudades de la zona, matando a más de 1.600 combatientes rebeldes y ha capturado a más de 3.000, habiendo puesto al resto en fuga. Durante varios meses el TTP no ha respondido a esta ofensiva e incluso ha sufrido divisiones en facciones rivales, algunas de los cuales parecen haber abandonado la «yihad» contra el gobierno de Pakistán declarada en 2007 como castigo por su alianza con los «infieles» estadounidenses. Pero otros parecen decididos a continuar esta lucha, atacando a los civiles cuando no pueden enfrentarse al ejército como a principios de noviembre, cerca de la frontera con India (55 muertos) o ayer en la escuela en Peshawar. El ataque causó una ola de condena internacional. El presidente estadounidense, Barack Obama, condenó «en los términos más fuertes el horrendo ataque» y subrayó su compromiso de apoyar a Islamabad «en sus esfuerzos para combatir el terrorismo y el extremismo y para promover la paz y la estabilidad en la región».

Similares condenas y apoyos al Gobierno paquistaní expresaron el jefe de Estado francés, François Hollande, el ministro británico de Exteriores, Philip Hammond, su homólogo alemán, Frank-Walter Steinmeier, y la responsable de la diplomacia de la UE, Federica Mogherini. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, hizo hincapié en la «cobardía» que supone actuar contra niños indefensos.

«Tengo el corazón destrozado por este ataque sin sentido y a sangre fría cometido en Peshawar», afirmó la adolescente paquistaní Premio Nobel de la Paz Malala Yousafzai, víctima asimismo de un ataque talibán en 2012 cuando tenía catorce años por defender la educación femenina. También el indio Kailash Satyarthi, que recibió el mismo premio este año, se sumó a las condenas.

Ofensiva

Milicianos talibán afganos y paquistaníes mataron a al menos cinco soldados afganos en una ofensiva que dura ya tres días en una región próxima a Pakistán a unos 110 kilómetros de Peshawar, en la que también murieron 18 combatientes talibán.

Necesidad de protección

Amnistía Internacional alertó de que el «repugnante ataque talibán deja en evidencia la vulnerabilidad de los civiles» en el país y «muestra una cruel indiferencia por la vida humana y resalta la urgente necesidad de protección civil en la zona».

Condena talibán

Los talibán de Afganistán condenaron el ataque de Peshawar porque es contrario «a la base islam», ya que supone «el asesinato intencionado de personas inocentes», y pidieron a todos los movimientos islámicos que tengan en cuenta este precepto.