«La crítica que más me interesa es la que se oye en la puerta del cine o en el bar de enfrente»
Michel Gaztambide participará esta tarde en el festival Pamplona Negra desvelando los entresijos de un oficio, el de guionista, en el que es maestro y referente («Vacas», «No habrá paz para los malvados»...). De guiones y poesía, otra de sus pasiones, charlamos con él. Hoy estará en Baluarte de Iruñea, para presentar su ponencia «La caja negra de `La caja 507'».
Michel Gaztambide vuelve a Iruñea, una ciudad en la que pasó buena parte de su adolescencia, y «que no sé si para bien o para mal pero es clave en mi formación y en mi vida», y lo hace para hablar de «La caja negra de `La caja 507'», así se titula la conferencia que a las 20:30 impartirá en Baluarte. Antes que guionista, Gaztambide fue poeta. Lo sigue siendo, también cuando escribe para el cine.
Pamplona Negra ha querido prestar especial atención al oficio de guionista, igualándolo de algún modo con el de los escritores de novela negra... ¿Está de acuerdo?
No. Novelistas y guionistas nos parecemos poco. Ellos son más importantes. De entrada, tienen un prestigio diferente. Mayor y más serio. Los guionistas carecemos de esa dignidad indiscutible y sacrosanta de los novelistas... También nos diferenciamos en que ellos son autores absolutos (o casi) de sus textos definitivos. Los guionistas escribimos (o en la mayoría de los casos ayudamos a escribir) en papel una fase transitoria de la película, algo que luego se ha de representar con actores y se ha de filmar por un director.
Digamos que intermediamos, que construimos solo una parte de la obra total que es la película que firmará un director que puede o no intervenir en la escritura...
¿Cree que tienen mala reputación o han sido apartados?
Pensándolo un poco, con quien creo que sí podríamos compartir reputación es con aquellos escritores de «pulp» de los años treinta y cuarenta en EEUU, que en el fondo son los grandes maestros del género negro. Escritores contra reloj, mal pagados... Escritores considerados de segunda, muchos de los cuales pasado el tiempo son reconocidos tanto o más que otros escritores más serios... No creo que nos pase eso a nosotros, pero es divertido tenerlo en cuenta por un instante.
En su caso, sin embargo, desembocó en ese oficio de guionista desde la poesía, un territorio de libertad creativa absoluta. ¿Cómo se mantiene la poesía en un guion?
Más que de mantener la poesía en un guion creo que lo que es interesante constatar, al menos en mi caso, es que haber escrito poesía es muy útil a la hora de escribir cine.
¿En qué sentido?
En el sentido de que en ambos casos se manejan imágenes que se sirven a un lector o a un espectador para que este las decodifique. Y tanto el poeta, en el verso, como el guionista, con la elipsis y la escritura secuencial, montan. Y deben ser precisos, certeros.
Un guionista debe estar abierto a la crítica, corregir, hacer cambios... ¿Es una buena cura de humildad?
La crítica, el análisis, durante el proceso de escritura es constante y esencial en este oficio. Se escribe para otros -directores, productores, espectadores- y es lógico tener en cuenta sus opiniones.
O la intuición de la que pueden ser sus opiniones cuando hablamos del espectador. Y luego está el autoanálisis, el poder juzgar de manera implacable lo que uno escribe. Suelo decir que un guion se escribe con una sábana de seda en una mano (para proteger lo que sirve) y con un hacha afilada en la otra (para cortar de raíz y eliminar todo lo que sobra)....
Otra cosa es que a veces haya demasiadas «opiniones» que tener en cuenta. Y que estas sean cuanto menos peregrinas... Pasa mucho últimamente. Sobre todo en lo que se refiere a los compañeros que hacen televisión...
¿Cómo influyen esas opiniones?
En cuanto a la crítica de los críticos... Bueno, creo que se hace muy poca crítica que merezca ese nombre en este país. Así que mejor no hacer mucho caso. Ni cuando te ponen bien, ni cuando te ponen mal. La que siempre es definitiva es la de la gente que va al cine, la que se oye en la puerta o en el bar de enfrente. Esa es a mí la que más me interesa.