Entre aplausos
Los rojiblancos fueron mejores y nunca especularon.
ATHLETIC 1
MÁLAGA 0
Del mismo modo que el sabor y el aroma de aquella magdalena de Marcel Proust mojada en una taza de tila desencadenaba en el literato francés una catarata de recuerdos infantiles, la nada cálida temperatura, las cortinas de sirimiri, el molesto viento del noroeste sobre San Mamés evocaban anoche los ingredientes de los grandes partidos en la vieja Catedral y más si son de Copa. Camisetas caladas, gotas de agua trazando el perfil de cada jugador y precipitándose sobre el empapado verde, el vaho que se desprende de sus cuerpos con cada exhalación... Y victoria final. No fue épico, es verdad, pero mereció la pena. El Athletic está en semifinales, donde le espera el Espanyol. Porque fue mejor y fue a por ello. Como Aduriz, como el Llanero solitario, en el descuento, en esa carrera interminable en pos del segundo gol. Merecido.
Ernesto Valverde sorprendió de inicio al situar a Beñat por Rico y seguir confiando en San José como pivote defensivo, y a fe que acertó. Sobre todo el navarro cuajó un gran encuentro no solo en facetas defensivas sino también organizativas. Fruto de ello el Athletic hizo un fútbol más ofensivo, sobre todo cuando dispuso de espacios a la contra, pero que en esa primera mitad no le llegó para adelantarse. La mayoría de veces por falta de clarividencia en el área rival, y hasta en tres ocasiones, porque la pelota no quiso entrar. Un cabezazo de Aduriz fuera y una `rosquita' de Muniain desde el borde del área también cerca del palo no tuvieron premio, como tampoco el chut a bocajarro del navarro que sacó con una mano abajo Ochoa al cuarto de hora.
Tras unos compases iniciales tensos, con demasiadas faltas, mucha presión e imprecisiones, los primeros minutos fueron para un Málaga que aprovechó las indeciciones locales, pero no golepó y a partir de ahí dejó el peso de la primera mitad a un Athletic sustentado en un encomiable trabajo defensivo, que impidió a los malacitanos volver a merodear la meta de Iago.
Dominio del juego infructuoso que se rompió a los dos minutos de la reanudación, en un balón que puso en movimiento Iago con la mano, Beñat condujo, abrió a Susaeta y este la devolvió al área pequeña para que Aduriz la empujara. Ahora tocaba aguantar la réplica andaluza, que de inmediato metió el agobio en filas locales y grada. Fue un instante. Sin complejos ni ataduras, con espacios arriba, el juego rojiblanco se volvió vertiginoso, un Athletic que lejos de amarrar el gol se fue directo a por el segundo, aupado por un graderío entregado. La magdalena mojada en la tila. Laporte, San José, De Marcos... las ocasiones se sucedían, en un encuentro de ida y vuelta, pero en el que San Mamés terminó agarrado al desfribilador. Y ahí emergió la voz de la grada, y Iago, y Laporte, y Etxeita... ¡y Proust! Y esta vez entre aplausos.
Edu Docampo, de Lezama a segundo de Bielorrusia
Edu Docampo, extécnico de Lezama, ha sido nombrado mano derecha del nuevo seleccionador de Bielorrusia, Alexandr Jatskévich. Docampo, basauritarra de 40 años, dejó la cantera rojiblanca el verano de 2012 -tras cinco años- para incorporarse a la del Rubin Kazan. Su gran trabajo en el fútbol base del equipo tártaro le ha catapultado hasta el cargo de segundo técnico del combinado bielorruso, que se enfrentará en unos meses a España dentro de la clasificación para la Eurocopa de Francia.