FEB. 19 2015 KOLABORAZIOA Tranquilidad La SD Eibar bajo ningún concepto va a abandonar la línea de prudencia financiera que le ha traído a la situación actual. Mikel Larrañaga Mandiola Consejero de SD Eibar y exalcalde de Eibar La reciente presentación ante los medios del proyecto Ipurua Tallara ha despertado cierta inquietud entre los aficionados asociada a su dimensión, enfoque, dudas generadas por su financiación y otros aspectos, que van creando un estado de opinión. Escribo estas líneas desde mi doble condición de parte integrante del equipo de trabajo que ha generado el proyecto y de «recién llegado al Consejo» y, por lo tanto, no partícipe de los éxitos que el club ha cosechado en los tiempos recientes. Es de agradecer la inquietud que se percibe en los comentarios que hasta ahora han aflorado, por lo que tienen de sentido de pertenencia a su club y preocupación por su futuro. Por ello, completamente por libre, sin contar con nadie y a riesgo de recibir un tirón de orejas de los responsables de comunicación del club, me propongo transmitir a los aficionados mis «sensaciones» (una de las palabras más utilizadas últimamente en el argot futbolístico). Las personas que acudan a la reunión informativa que se celebrará en los próximos días para presentar Ipurua Tallarra se van a encontrar con un proyecto ambicioso y novedoso en su concepción y objetivos, y «prudente» en su ejecución. La SD Eibar bajo ningún concepto va a abandonar la línea de prudencia financiera que le ha traído a la situación actual. Acometerá este proyecto con toda la fuerza y ambición de que es capaz, pero sin perder en ningún momento su identidad, su idiosincrasia, que está compuesta de austeridad, control del gasto (no gastar más de lo que se tiene) y, aunque en este momento pueda sonar fuera de lugar, «de humildad», sabedores de quiénes somos y a dónde queremos ir. Lo haremos conscientes de que hay aspectos que no dependen de nosotros y escapan a nuestro control y de que el éxito del proyecto dependerá en gran medida de terceros, pero pelearemos para intentar convencer a todas las partes implicadas de la bondad de esta iniciativa y de su conveniencia para la ciudad, para la comarca y, aunque pueda parecer pedante, para el país. Mi condición de «recién llegado» y, como decía antes, no partícipe de los éxitos recientes del Consejo, me permite convertirme por unos momentos en un aficionado más, para dar un voto de confianza a las personas que han traído al Club hasta la situación actual y pensar que su único estímulo es hacer un Club del siglo XXl. Además, tengo la convicción de que el Club acomete esta iniciativa «a muerte» (seguimos con el argot futbolero), pero muy atento al freno de mano para salirse del proyecto en cuanto asome el mínimo riesgo de poner en peligro la estabilidad económico-financiera o social del club. Su elaboración en fases permite iniciar el trabajo con garantías de salvaguarda de este aspecto. En definitiva, Tranquilidad. El Eibar seguirá siendo un club sin deudas y, si somos capaces de llegar al final de este proyecto, un club mejor.