Estrellas

Lo oportuno es ir mirando al cielo día y noche. Las Perseidas pueden aparecer por la noche para iluminar a San Lorenzo, aquel santo que según glosa popular, estando en la parrilla les decía a los judíos «dadme la vuelta cabrones que tengo los huevos fríos». Pero como el señor Trump cumpla con sus amenazas de macarra de puticlub y le dé por dar la autorización a sus muchachos y sus bombas para acabar con las bravuconadas del régimen de Corea del Norte vamos a tener fuegos artificiales durante tiempo. Pocas bromas con este paranoico naranja que tiene una plaga de muertes por excesos con la heroína en sus barrios altos.

Son demasiadas las amenazas que se van cumpliendo de manera rutinaria y ya están los refuerzos de efectivos de la Guardia Civil intentando solucionar el caos en el aeropuerto de El Prat. El Gobierno de Rajoy da un golpe de efecto muy grande para recordar la españolidad de los aeropuertos. Y desde la propia Benemérita le dicen que el problema es porque ellos, los de la banda y otros cómplices, privatizaron la seguridad para ayudar a sus colegas con empresas dedicadas a ello y que fueron o son donantes a la causa pepera terminal. Pero no debe ser casualidad que la huelga solamente suceda en Barcelona, cuando ese aeropuerto había superado en tráfico al de Madrid el año pasado. Y con el procés en marcha, se trata de ir desestabilizando por donde se pueda. Si unimos a esto la campaña emprendida desde la España de sol y toros para intoxicar con la supuesta turismofobia con la intención de camuflar la clara denuncia de un turismo devastador que rompe con todos los equilibrios sociales y de futuro, los clásicos monstruos de los lagos de antaño, son ahora estrellas fugaces de los noticiarios porque la globalización nos deja siempre mirando al cielo para ver la que nos cae. E intentar evitarla.