Johan Ordoñez | AFP
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Fotografías: Johan ORDONEZ |AFP

Los selfies crean sus museos

Y, de repente, los museos del selfie proliferan por el mundo. Estos espacios ofrecen a sus visitantes sets temáticos o distintos escenarios, iluminación profesional y otros detalles para que el personal cree sus fotografías y vídeos pasando un rato divertido.

Desde que los móviles invadieron la tierra e incorporaron a sus aplicaciones la posibilidad de sacar fotografías prácticamente con capacidad ilimitada, el selfie, el acto de fotografiarse a uno mismo, se convirtió en práctica diaria, y para algunos y algunas, incluso, constante. Hay verdaderos cracks de esta técnica moderna del autorretrato y posiblemente no hay día en el que no veamos en directo ponerla en práctica. Adolescentes posando cual modelos en las calles y gentes de todas las edades capturando ese momento ‘mágico’ a golpe de click. Esta costumbre, antes asociada a las redes sociales, ha derivado en un gesto habitual, dado que la mayoría de las personas tiene a mano un instrumento que permite captar lo que tiene delante. En vista de la extensión que ha alcanzado la selfimanía, era cuestión de tiempo que llegara a los museos. Y ya lo ha hecho.

El pasado 12 de febrero se inauguró en el departamento de Sacatepéquez el primer Selfie Museo de Guatemala, un espacio temático que cuenta con efectos visuales para tomar fotografías divertidas o extravagantes. Ubicado cerca del parque natural de Altamira, en la Aldea el Hato, funciona de viernes a lunes y para acceder hay que pasar por taquilla previo pago de tres dólares (2,7 euros). Con la entrada en una mano y el teléfono móvil en la otra, se puede acceder al recinto en el que hay cajas de muñecas, salas de juegos, espacios con vistas y otros escenarios fotográficos.

Fotografiarse siendo ‘abducido’ por una nave extraterrestre o ‘levitar’ sobre una cama ya es posible para los amantes de los selfies en Guatemala tras la apertura de este primer museo en el país que recrea coloridas localizaciones para retratarse. Recién abierto al público en uno de los cerros que rodean Antigua, una pequeña ciudad rodeada de volcanes y edificios coloniales ubicada al suroeste de la capital, que es además uno de los principales atractivos turísticos de la nación centroamericana, ahora suma otro atractivo.

«Es un lugar muy bueno y muy creativo para tomarse fotos», asegura a AFP una de las visitantes del Selfie Museo. El peculiar museo es el primero de estas características en Centroamérica, según sus propietarios, y ofrece una variedad de 40 escenarios para vivir la experiencia que va desde ser un presidiario, una muñeca Barbie en su caja a pintar con un lapiz gigante. Los turistas, algunos muy dados a todo, también aprovechan para besar la cabeza de Spider-Man, el mítico superhéroe estadounidense de historietas de cómic y celuloide, o para emular una de sus más recordadas escenas en la película de 2002.

Lo bueno es que todos los sets han sido construidos y pintados por más de una decena de artistas guatemaltecos. Joey López, un joven emprendedor de 19 años y uno de los propietarios del museo, cuenta que la idea surgió de un viaje a Miami, donde tuvo la oportunidad de conocer un sitio con un concepto similar y decidió ponerlo en práctica en su casa. Los colores brotan por todas las paredes del lugar y en cada escenario las personas tratan de sacarse la mejor fotografía. «Aquí el arte es uno mismo», comenta Rony Hernández, de 17 años, y también colaborador del museo, lo que apunta a una interesante participación de gente muy joven en este proyecto.

Pinturas de columpios monocromáticos y el increíble Hulk en acción también son algunas de las imágenes más solicitadas para los selfies a la hora de disparar cámaras y teléfonos, aunque para la afición local y algunos turistas hay otros reclamos como la imagen del cantautor guatemalteco Ricardo Arjona. Las nuevas generaciones, más acostumbradas a posar frente a las cámaras, admiten que les encanta.

En otra área del museo, que simula el robo a un banco con ‘bolsas de dinero’, algunos visitantes se divierten sin ocultar su emoción por «todas las fotos» que se llevan y definen la visita como una «experiencia maravillosa». «El ambiente es muy bonito, hay buena música y sacamos el modelo que llevamos dentro», señala un muchacho cubierto con una sudadera negra con tejidos mayas confirmando su afición por el posado.

Sea como sea, estos museos de cartón piedra y otros materiales al menos son seguros en contraste con esos sitios que se han cobrado la vida de más de uno que, buscando una imagen insólita, murieron o sufrieron tremendos accidentes en el intento al hacerlo en lugares peligrosos.