Luis María Linde ha comparecido por primera vez en el Congreso español, para presentar el informa anual del Banco de España, pero también se ha referido a la crisis financiera para señalar que «se actuó con poca decisión o de modo insuficiente o inadecuado». Ha puesto como ejemplo la aprobación de los Sistemas de Institucionales de Protección (SIP) o «fusiones frías», cuyo efecto final «no fue demasiado positivo y contribuyó más bien a retrasar decisiones y ajustes».
Otra de las cuestiones que ha apuntado Linde ha sido que «casi nadie previó la doble recesión, algo que afectó, sin duda, a la calidad de los test de solvencia que el Banco de España llevó a cabo en 2010 y 2011».
Otro ejemplo sería, según Linde, la provisión anticíclica a la que el Banco de España «se vio obligado, si no a renunciar del todo sí a hacerlo en parte». En ese sentido, ha considerado que «desde la perspectiva de hoy muchos estarían de acuerdo en que el defecto principal de aquella norma era su timidez y su insuficiencia para contener el crecimiento excesivo del crédito».
El gobernador del Banco de España ha considerado que «todos habríamos salido ganando si se hubiera mantenido y generalizado tal y como el Banco de España defendió a comienzos de los años 2000 y se hubiera hecho incluso más exigente».
En conclusión, el Banco de España «debería haber sido más heterodoxo en su capacidad reguladora y supervisora para mitigar la vulnerabilidad del sistema financiero», ha dicho el gobernador.
A la hora de juzgar lo ocurrido con la información de la que hoy se dispone, Linde ha admitido que «hay que reconocer que en el Banco de España no tuvimos éxito en lo que ahora llamamos supervisión macroprudencial».
Y es que, según ha reconocido, «el organismo no se enfrentó con la decisión que ahora se entiende habría sido necesaria respecto al gran aumento del endeudamiento de España y, después, a la contención y corrección del fortísimo deterioro en los balances bancarios, consecuencia del estallido de la burbuja inmobiliaria y la recesión».