Los integrantes de la Comisión Internacional de Verificación no quieren hablar de estancamiento de la situación, pero sí muestran su preocupación de que la sociedad vasca y española pierdan la oportunidad de consolidar la paz. Insisten en que ETA mantiene su compromiso activo con el alto el fuego y que coopera con la CIV en todo lo necesario. Sin embargo, entienden que «hay tres temas, que son el desarme, las víctimas y los presos, que son parte de la próxima etapa del proceso en el que estamos, y en todos ellos ETA, las autoridades y los partidos políticos y otros agentes podrían ayudar para avanzar. Eso es un punto muy importante para lograr un fin ordenado». Lo positivo sería que cada cual diera pasos, aunque fueran pequeños, en la buena dirección. «Todos pueden dar pasos sin esperar a que otro haga algo», concluyen.
Los miembros de la CIV –al que en esta visita se ha unido la ecuatoriana Aracelly Santana, ex representante adjunta del secretario general de la ONU– han celebrado durante el lunes y martes reuniones bilaterales con el lehendakari, Iñigo Urkullu –al que reconocieron expresamente su dedicación desde el nacimiento de esta iniciativa– y representantes de todos los grandes partidos, a excepción del PP. Y este miércoles han tenido un encuentro conjunto con ellos, además de con agentes sociales y religiosos. Después, han hecho público el informe que puede leerse en de manera íntegra en NAIZ, en formato PDF, así como en la edición impresa de GARA de este miércoles.
Además, el grupo liderado por Ram Manikkalingam ha mantenido un encuentro informativo con un número restringido de diarios, entre los que se encuentra GARA, en el que han ampliado algunas de las cuestiones recogidas en la nota pública.
«ETA cumple»
La Comisión Internacional de Verificación ha arrancado su exposición destacando que «ETA cumple con el alto el fuego» y explicando que esta no es una posición pasiva, sino que requiere del «control de sus miembros, zulos y arsenales, y mantener la disciplina».
Ram Manikkalingam ha añadido que «tenemos una relación de trabajo muy abierta y franca con ETA y ellos han cooperado completamente con todo lo que es necesario para mantener el alto el fuego».
En cuanto a los rumores que hablaban de un posible desarme más o menos parcial y próximo, los miembros de la CIV aseguran que carecen de información al respecto y desconocen de dónde han podido surgir. Han anunciado que tampoco han profundizado sobre la cuestión en las conversaciones de estos días. También advierten de que es posible que algunos partidos puedan tener más información que ellos sobre la materia. Los verificadores tampoco han confirmado la existencia de encuentros con la dirección de ETA en Oslo, como se ha publicado en algunos medios.
Preguntados sobre si el Gobierno español conoce los pasos que da el CIV, han respondido que esa pregunta debe hacerse al Gobierno español. Ellos, por su parte, no saben qué piensa o hace Madrid, ni tienen ninguna relación con el Ejecutivo francés.
Revaluación en setiembre
Manikkalingam explica que la función de la comisión es la verificación del alto el fuego, pero que eso tiene una relación con el desarme, puesto que su misión termina cuando empiece el desarme y desean acabar su labor más pronto que tarde. Sostiene que han dicho públicamente, «y también a ETA», que quieren terminar su trabajo lo antes posible y que «si ellos pudieran tomar una decisión nos ayudarían mucho».
En ese contexto, la CIV muestra su «preocupación» porque desde su visita de mayo «la situación no ha cambiado, no ha habido avances ni retrocesos». Entienden que es difícil mantener ese estancamiento durante mucho tiempo, por lo que piden a todos pasos, no necesariamente grandes, en la dirección adecuada, para que se vean movimientos hacia la consolidación de la paz.
Es probable que los integrantes de la Comisión Internacional de Verificación vuelvan por Euskal Herria antes de medio año. En cualquier caso, setiembre se presenta como un mes importante en su calendario.
Ram Manikkalingam ha recordado que entonces se cumplen dos años de la creación de la CIV y casi dos años de la declaración de ETA. Por lo que ese mes «nosotros tenemos que revaluar nuestra tarea. Y si no somos útiles para consolidar el proceso y no somos necesarios, no vamos a continuar. Tenemos que hablar sobre eso». Que hubiera avances en desarme, presos y víctimas «tendrá influencia» en la decisión que adopten finalmente.
Los riesgos del estancamiento
La CIV no ve peligro de vuelta atrás de ETA ni de la aparición de actitudes individuales descontroladas, pero señala que sin desarme la simple existencia de arsenales de armas y explosivos, por muy bien sellados que estén, puede conllevar un peligro de accidentes con el paso de los años. Tambíen está la situación futura de los propios militantes de ETA.
En cuanto a las víctimas, «alguien tendrá que reconocer y abordar el tema de su dolor», señalan desde la CIV.
Sobre los presos, Manikkalingam apunta que el Estado español tiene una «política inusual» de mantener a los presos lejos de sus casas y todos los partidos con los que han hablado sostienen que es necesario acercarlos. En su opinión, «es un error» eso «que alguien ha dicho» de que los presos «solo importan a ETA y a sus familiares, porque el Estado español también se siente incómodo con esta política».
El deseo del CIV es que todas estas cuestiones se puedan ir abordando y avanzando en ellas.
Preguntados sobre si en la situación actual, sin movimientos, es ETA quien tiene más que perder que el Gobierno español, han respondido que «todos tienen algo que perder, aunque algunos puedan tener más que perder que otros. Esta es una situación que podemos resolver, y consolidar la paz, sin hacer daño a ninguna persona y de ninguna manera. Entonces, ¿por qué no hacerlo?».