En un comunicado, el movimiento Herrira ha mostrado sus condolencias a los familiares de Ángel Figueroa, quien se encontraba en prisión «atenuada» debido a su enfermedad, tras su fallecimiento.
Herrira ha recordado que «numerosos expertos sanitarios» sitúan a la prisión «como foco de enfermedades» y han señalado que, «por desgracia, la sociedad vasca ha conocido ya demasiados casos con terribles consecuencias en este sentido».
Por ello, ha reclamado la inmediata puesta en libertad de los presos gravemente enfermos «para poder tratar sus respectivas enfermedades en unas condiciones dignas y adecuadas».
El caso de Figueroa, han explicado, resume «de forma desgarradora la realidad de la política carcelaria y sus políticas de excepción». Y es que, han apuntado, además de la enfermedad del preso algortarra, su abuela, Antxoni Fernández, murió el 14 de marzo de 1997 cuando se dirigía a visitar al propio Figueroa en Alcalá-Meco.
«Desde Herrira consideramos urgente poner punto final a esta política penitenciaria, ya que vulnera de manera flagrante los derechos humanos y genera consecuencias terribles e irreparables», ha abundado Herrira, que este viernes ofrecerá una rueda de prensa para valorar de manera más exhaustiva lo sucedido.