Desobediencia civil, asambleas abiertas, apoyo popular, compromisos, emociones... Herramientas independientes que Eleak, con la ayuda de personas imputadas en diversos procedimientos políticos, ha reunido en una gran caja de herramientas. Un caja simbólica presentada hace un par de semanas en Iruñea con el nombre de «Erreminta-Kutxa» y que nace con un objetivo concreto: hacer frente a los juicios y a otras medidas de excepción impuestas por los estados español y francés.

En declaraciones a GARA, Txerra Bolinaga (Eleak) explica que esta iniciativa, creada tras un largo período de reflexión, quiere aglutinar todas las acciones solidarias implementadas en Euskal Herria durante los últimos dos años. Desde las primeras movilizaciones en defensa de Aurore Martin -cuya detención, prevista en junio de 2011, fue pospuesta gracias a las protestas ciudadanas- hasta el muro popular erigido este mismo mes en la plaza Nabarreria de Iruñea para dilatar el arresto de Luis Goñi.

Como el propio Bolinaga asume, la acción de la Policía española concluyó de forma no deseada. «Por ahora el objetivo es visibilizar la situación que se da en Euskal Herria. Todavía no podemos evitar que se produzcan las detenciones, pero el objetivo final es acabar con las políticas de excepción y poner fin a los juicios y a los arrestos. Sabemos que este es un camino largo», señala ante la atenta mirada de Garazi Arrula, otra integrante de Eleak.

Para poder afrontar con éxito este «camino», Eleak ha recogido en un documento de 22 páginas las herramientas utilizadas durante los últimos meses en Baiona, Gasteiz, Ondarroa, Iruñea o Donostia, donde se construyó el primer herri harresia. Esta formula está incluida en el texto, que también recoge la necesidad de fomentar la complicidad con la sociedad. «Es un movimiento amplio, pero debemos ensancharlo mucho más», subrayan los autores del dossier.

Este documento, cuya gestación se remonta a la creación del Aske Gune donostiarra, pone de manifiesto la importancia de la desobediencia civil y la toma del espacio público. A este respecto, Bolinaga reconoce que los muros populares «están siendo efectivos y se están visibilizando». No obstante, puntualiza que esta no es «la estrategia fundamental». «No hay que ver solo el momento final de la detención, donde se dan cita cientos de personas. Hay que ver todo el trabajo anterior. No se llega al muro popular si antes no ha habido un trabajo», explica.

Dicho trabajo se sustenta sobre el compromiso de los implicados. Ese compromiso, incluido como una herramienta más en la caja, es flexible y puede variar en función de la persona. En «Erreminta-Kutxa» se comenta que las personas imputadas «están tomando distintas actitudes personales. [...] Creemos que hay que intentar consensuar entre todas las personas afectadas actitudes ante los juicios o encarcelamientos, pero posibilitando que en una misma dinámica quepan distintas posiciones personales».

En este sentido, Arrula señala que son «los imputados los que van a decidir qué hacer, y en cada pueblo será diferente, porque las realidades cambian». Una opinión que comparte Bolinaga, que destaca que «es fundamental conocer cuál es el papel que quieren tomar las personas imputadas».

Al fin y al cabo, Eleak es el «hilo de unión» entre las personas afectadas por las políticas de excepción. «No somos el motor de cada una de las iniciativas, pero hemos estado en todas», relata Bolinaga, que presenta «Erreminta-Kutxa» como una herramienta «abierta». «La idea es ofrecer una caja en la que vamos recogiendo las iniciativas y presentar unas claves para organizarse», concluye tras invitar a la ciudadanía a secundar la marcha que esta tarde recorrerá las calles de Bilbo en apoyo a los imputados e imputadas en los sumarios 35/02 y 26/11.