Dabid LAZKANOITURBURU

Un presente vertiginoso y un futuro incierto

Los acontecimientos se suceden a velocidad de vértigo en Ucrania. El presidente Yanukovich, en busca y captura, ya es historia, incluso para muchos de su propio partido y asistimos a un proceso de linchamiento en el que se exageran hasta la caricatura sus indudables y únicas dotes. La de un oligarca-nuevo rico con un pésimo gusto para decorar su mansión.

Dabid Lazkanoiturburu (Gorka RUBIO/ARGAZKI PRESS)
Dabid Lazkanoiturburu (Gorka RUBIO/ARGAZKI PRESS)

Pero todo apunta a que no será el único al que arrastrarán al fondo las corrientes de la trepidante historia ucraniana de estos días. Si esperaba salir de su estancia prisionera en un hospital en loor de multitudes, la exprimera ministra Yulia Timoshenko, se llevó un buen chasco al ser abucheada y equiparada con el propio Yanukovich por los manifestantes que festejaban el triunfo de la «revolución de EuroMaidan». La «Juana de Arco» ucraniana ha viajado a Berlín, oficialmente para recibir tratamiento a su dolencia de espalda. Pero parece que, en el camino, ha perdido su afilada espada. Una lástima para la Rusia de Putin, quien hizo buenos negocios gaseros con la que fuera jefa de Gobierno, que ya ha anunciado que no tiene intención de postular al cargo.

Todo el mundo hace quinielas sobre cuál será la postura que tomará el Kremlin. Para Moscú, la península de Crimea, donde tiene su Flota del Mar Negro, es la línea roja. Y todo apunta a que la UE le habría ofrecido garantías.

Por lo demás, Rusia sabe que, tarde o temprano, Ucrania volverá a tocar su puertas y puede haber decidido que la UE se quede con su trofeo cuando lo que no tiene son cartas para jugar. ¿O se cree alguien que Bruselas vaya a suministrar a un país en bancarrota una lluvia de miles de millones? Y si lo hiciera, aunque fuera en nombre de la geoestrategia, el precio a pagar por los ucranianos será tan draconiano (léase FMI) que a su lado Rusia parecería una hermanita de la caridad, Y además con la llave del gas. Que el invierno es muy frío por aquellos lares.

Por lo que toca al sur-este, todo apunta a que oligarcas como Rinat Ajmetov habrían logrado neutralizar un intento de crear un poder alternativo en Jarkiv. De momento. Mucho dependerá de la deriva del poder en Kiev. Porque como siga impulsando medidas como la supresión de la cooficialidad del ruso o se lance al acoso a los ucranianos que no viven políticamente la dicotomía oeste-este se podría reabrir la Caja de Pandora de la partición.