A la espera de que el Kremlin se decida a enviar la ayuda rusa solicitada el sábado por el Gobierno de Crimea, la autonomía ucraniana se dispone a romper amarras con las nuevas autoridades de Kiev en una consulta popular convocada para el 30 de marzo.
«Vamos a plantear la cuestión del cambio del estatuto de autonomía de Crimea al de estatuto estatal. Y sobre esta base planeamos construir relaciones con el poder central sobre principios contractuales», han señalado las autoridades en rueda de prensa.
De hecho, un camión ha llegado a las puertas del Parlamento en la capital, Simferópol, y los trabajadores han comenzado a retirar las banderas ucranianas, amarillas y azules, de la plaza para sustituirlas por banderas crimeas, azules blancas y rojas.
La pregunta que las autoridades locales plantearán a sus ciudadanos es: «¿Apoya usted la autodeterminación de Crimea en el seno de Ucrania sobre la base de los acuerdos y tratados internacionales?».
Mientras, el primer ministro prorruso de Crimea, Serguéi Axiónov, cuya legitimidad por su parte no reconoce Kiev, ha anunciado la creación de la Marina de Guerra de esta república autónoma.
El mando de esta Armada corresponderá al contralmirante Denís Berezovski, que, según el propio Gobierno crimeo, ha jurado lealtad a la autonomía tras desertar como comandante en jefe de las fuerzas navales ucranianas, cargo que había asumido el sábado.
Mientras, en Simferópol nadie parece desear una guerra, pero los ciudadanos que se han manifestado este domingo en el centro de la ciudad con banderas tricolores rusas están ansiosos porque el Kremlin les ayude a romper lazos con los que derrocaron a Yanukóvich en Kiev.
«Hasta hoy tenemos a un presidente legítimo, al que votó la mayoría de la población de Crimea, y es (el depuesto) Víktor Yanukovich», ha afirmado Vladímir Konstantínov, presidente del Parlamento crimeo, organismo que «no reconoce a las autoridades de Kiev».