«Quédate en Marruecos, porque si no acabarás en el mar». Amenazas como estas son las que los miembros de la ONG «Caminando Fronteras» vienen recibiendo desde la trágica intervención de la Guardia Civil en la costa de Ceuta del pasado 6 de febrero en la que 15 inmigrantes perdieron la vida. El viernes, la asociación hizo público un informe donde, a través de entrevistas con las víctimas y fotografías de heridos y víctimas mortales, establecen una relación entre el uso de material antidisturbios por parte de la Guardia Civil y el fallecimiento de los subsaharianos. Según indicó a GARA Helena Maleno, una de las redactoras del documento, las amena- zas no han cesado. Estas consisten en llamadas telefónicas anónimas a sus teléfonos marroquíes (el grupo desarrolla labores relacionadas con la Salud en el reino alauí) en las que voces con «acento del sur de España» les advierten de que no sigan desarrollando su trabajo y les responsabilizan de estar «destruyendo» el Estado, así como de «incitar» a los migrantes a cruzar a la ciudad autónoma. Las amenazas también han llegado a través de Facebook y del correo electrónico. Esta campaña de acoso llega después de que representantes institucionales como el delegado del Gobierno español en Ceuta, Francisco Antonio González Díez, amenazase con querellarse contra la organización, a la que acusa de «atacar» al instituto armado. También desde asociaciones de uniformados como la Unión de Guardias Civiles se ha puesto a las ONG en el punto de mira por ofrecer una versión alternativa al relato de los hechos oficial.
El informe de Caminando Fronteras, hecho público el viernes, refuta las tesis con las que tanto el instituto armado como el ministerio del Interior han tratado de eludir su responsabilidad en el fallecimiento de los 15 inmigrantes. A través de 28 entrevistas a super- vivientes y del estudio de los partes médicos, así como de las marcas de los que sobrevivieron, extrae una conclusión clara: «Los testigos y damnificados establecen una relación causa-efecto entre los fallecidos y heridos y el uso de material antidisturbios por parte de la Guardia Civil».
Disparos al aire y al mar
El documento, de 64 páginas, establece un relato preciso sobre lo ocurrido en la playa del Tarajal en la madrugada del 6 de febrero. Refleja que cerca de 300 personas trataron de acceder a Ceuta, aunque la intervención marroquí redujo la cifra a unos 200. Según los propios testigos, se habían equipado con flotadores para cruzar a través del mar. Fue en ese momento cuando comenzaron los disparos de la Guardia Civil. En un primer momento, al aire. Posteriormente, a los cuerpos de quienes se encontraban en el agua. Según este testimonio, los agentes apostados en el espigón (que es la zona que separa Ceuta de Marruecos), también dispararon, al tiempo que usaban las culatas de sus armas para impedir que los migrantes se agarrasen a las rocas. La violencia contra los subsaharianos se repitió en la playa, donde incluso dos de los presentes relataron haber recibido disparos a corta distancia. Mientras que los que habían logrado pisar territorio español eran reducidos «con violencia» y devueltos a Marruecos sin recibir asistencia sanitaria, otros uniformados disparaban hacia la zona perteneciente al reino alauí, donde ya podían verse algunos cuerpos en la costa.
Se trata de una versión que contradice radicalmente tanto lo manifestado por el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, en su comparecencia en el Congreso, como por los informes internos que han ido apareciendo en los últimos días. Por ejemplo, el documento remitido por la Guardia Civil al propio ministro, fechado a 8 de febrero, asegura que se disparó desde más de 25 metros, nunca en dirección al mar y que resulta imposible que los subsaharianos fuesen alcanzados debido a la existencia de una verja de seis metros que lo impide.
Heridas en el rostro
Las heridas de algunos de los supervivientes reflejadas en el informe de la ONG ponen de manifiesto que los uniformados mintieron. Las marcas circulares en el rostro de las víctimas que aparecen en las fotografías son «características» de los impactos de pelotas de goma, según expertos en Medicina Forense consultados por GARA. Además, estas tuvieron que ser lanzadas por la Guardia Civil, ya que las fuerzas marroquíes no emplean este material.
Es el caso de uno de los subsaharianos, originario de Costa de Marfil, cuyo testimonio se incluye en el documento. «En el lado de Ceuta, en las rocas, había al menos cinco guardias que tiraban al agua. Cuando entré en la desviación me alcanzaron dos bolas: la primera en el pie y la segunda en la rodilla», explica, para después señalar que recibió un tercer impacto en la cara cuando ya se encontraba en Ceuta. No es el único. Por ejemplo, un camerunés explica haber recibido un pelotazo a bocajarro que terminó por hacerle perder la visión en un ojo.
Queda por ver si estas heridas también aparecen en los cuerpos enterrados en Marruecos y Ceuta. En el primero de los casos, las autopsias se realizaron en apenas dos horas y media, aunque familiares ya han señalado haber visto estas heridas, pese a que el informe habla de «muerte por ahogamiento». En el segundo ni siquiera ha sido posible, ya que fueron enterrados sin identificar. Las trabas a esta investigación incrementan las sospechas sobre la falta de voluntad por determinar qué ocurrió en la playa del Tarajal.
Interior pondrá las grabaciones a disposición de los grupos
Las grabaciones internas de la Guardia Civil que recogerían las comunicaciones durante la intervención en Ceuta del 6 de febrero podrán ser escuchadas por los grupos parlamentarios. Hoy está previsto que comparezca ante la comisión de Interior el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, quien debería de aportar más datos que los presentados por el ministro, Jorge Fernández Díaz, quien ya dio explicaciones ante los diputados el pasado 15 de febrero. Según indicaba ayer la agencia Efe, después de que la juez de Instrucción número 6 de Ceuta, que investiga la muerte de los inmigrantes cuyos cuerpos fueron hallados en la costa española, diese permiso, el titular de Interior habría accedido a facilitar a los grupos el registro de estas actuaciones, así como otros informes internos del instituto armado. Desde el momento en el que ocurrió la tragedia, Interior está facilitando con cuentagotas esta información. De hecho, en un primer momento la Guardia Civil negó haber empleado material antidisturbios. Posteriormente, el ministro contradijo a los mandos del instituto armado e hizo público un vídeo editado, al que luego se añadieron más imágenes. Ahora, las formaciones del Congreso confían en que las cintas puedan arrojar más luz sobre una intervención en la que, según las pruebas hechas públicas hasta el momento, se han cometido irregularidades. Pese a ello, el PSOE decidió ayer aplazar una semana el debate sobre la reprobación de Fernández Díaz a la espera de la información que se pueda aportar hoy. Mientras, el PP aboga por sellar un «pacto de Estado». A.P.
Medio millar de inmigrantes consiguen entrar en Melilla
Medio millar de inmigrantes subsaharianos entraron ayer en Melilla, franqueando la frontera con Marruecos tras el salto más masivo de la valla desde 2005. Aprovechando una espesa niebla, alrededor de un millar de personas bajaron por la noche del monte Gurugú y sobre las 07.00 GMT se lanzaron hacia la triple barrera alambrada de siete metros de altura y once kilómetros de larga, que forma un semicírculo en torno a Melilla.
«Alrededor de 500 inmigrantes subsaharianos han conseguido entrar», indicó el delegado del Gobierno español, Abdelmalik El Barkani, lo que supone el grupo más numeroso desde 2005, cuando se produjeron llegadas masivas. El delegado calificó el asalto como «violento», y aseguró que los migrantes, «en particular del lado marroquí, lanzaron piedras, palos y otros objetos contra las fuerzas del orden». Entre los inmigrantes se produjeron varios heridos por cortes y contusiones y 29 personas tuvieron que ser atendidas en los servicios de urgencia en el lado español, algunos de ellos con heridas cierta consideración, como un subsahariano que se fracturó la pelvis y otro que sufrió un gran desgarro en el brazo por el que tuvo que ser intervenido. Las autoridades marroquíes, por su parte, detuvieron a 250 personas y contabilizaron otra treintena de heridos.
La entrada ha agravado la difícil situación que vive desde hace semanas el CETI, que alberga a unas 1.900 personas, casi el cuádruple de su capacidad. Ello ha obligado al Ejército y a la Cruz Roja a instalar nuevas tiendas de campaña, algunas de ellas en la parte exterior del centro, ya que no había espacio dentro.
Por su parte, el ministro español del Interior, Jorge Fernández Díaz, anunció el envío a la ciudad de 120 efectivos de refuerzo, 100 policías y 20 guardias civiles, que se suman a los 110 que ya están en ella y que complementan las plantillas habituales. GARA