Pablo GONZÁLEZ

Una ola de violencia deja a Ucrania cada vez más cerca de la ruptura

Tras la ola de violencia del viernes, la jornada de ayer volvió a poner de manifiesto la existencia en Ucrania de dos bandos claramente enfrentados entre sí. La operación militar continúa en el este del país, mientras los choques entre los simpatizantes del actual Gobierno de Kiev y los activistas prorrusos se radicalizan. El uso de armas de fuego es cada vez más común por ambas partes. La división también se hace patente en medios de comunicación y redes sociales.

La denominada por el Gobierno de Kiev «operación antiterrorista» sigue en marcha en el este del país. Las tropas de Kiev poco a poco, mediante su esfuerzo militar y causando víctimas civiles, van recuperando el control de los centros administrativos ocupados por los activistas prorrusos. Según sus últimos informes, las fuerzas ucranianas han tomado la mayor parte de los los edificios oficiales de la ciudad de Kramatorsk. Mientras tanto, la ciudad de Slovyansk sigue bajo el poder de los activistas prorrusos, que anoche esperaban un asalto inminente de las tropas leales a Kiev.

Mientras se recrudecían los choques en los bastiones insurgentes del este, los activistas prorrusos liberaban a los siete inspectores militares europeos secuestrados acusados de espiar para la OTAN. Este hecho compartía el foco de atención con el grave suceso ocurrido el viernes en Odessa, que seguía impresionando a la opinión pública.

Los 46 muertos, 88 hospitalizados, 144 arrestados, según el último balance, siguen cuestionando la actuación tanto de los activistas prorrusos y proucranianos, como de las fuerzas de seguridad a las órdenes del Gobierno de Kiev. Por este motivo, diplomáticos rusos y estadounidenses decidieron retomar las conversaciones para intentar encontrar una salida dialogada a la crisis, cada vez más violenta, que está viviendo Ucrania.

Las autoridades rusas denuncian que, además de los muertos en el incendio provocado del edificio de los sindicatos de Odessa, están las víctimas de los enfrentamientos entre los activistas prorrusos y fuerzas del orden ucranianas en el este del país, aproximadamente una decena de personas, según el alcalde Slovyansk.

Para Kiev, las víctimas son en su mayoría fuerzas especiales rusas o miembros de la población local pagados por Moscú; sin embargo, para el bando contrario, los muertos son civiles que participan como escudos humanos para impedir la intervención militar ordenada por las autoridades ucranianas.

De esta manera, se acentúan cada vez más las diferencias entre las dos Ucranias existentes a día de hoy. Mientras que el Gobierno interino de Kiev sigue proclamando la lucha contra los separatistas apoyados por Rusia, los activistas prorrusos aseguran defender sus derechos, entre los cuales está el empleo del ruso como su lengua habitual, y se declaran dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias para mantener el estatus actual de sus regiones frente a las autoridades instaladas en Kiev.

El enfrentamiento se da cada vez de forma más violenta. Las fuerzas paramilitares de los dos bandos utilizan armas de fuego de manera más habitual, lo que está elevando la tensión hasta el límites. A ello hay que añadir que las fuerzas del orden locales se suman a las tendencias mayoritarias de la zona y así, mientras la Policía se coloca del lado de los habitantes locales, el Ejército o las milicias proKiev apoyan las ideas de unidad territorial y están dispuestas a enfrentarse a la población local.

La participación de determinados grupos de extrema derecha en los enfrentamientos en el bando del actual Gobierno de Kiev está contribuyendo, además, a agravar la situación en las zonas más conflictivas de Ucrania. El Sector Derecho (Pravy Sektor), conjunto de grupos nacionalistas de extrema derechas ucranianos, participa activamente en la lucha contra los grupos que ellos denominan secesionistas, contribuyendo cada vez más a la ruptura social de Ucrania.

La división también se da en los medios de comunicación y las redes sociales, donde la brecha parece más profunda. En un lado siguen estando los que defienden la idea de una Ucrania independiente afin a las ideas europeas y en el otro, los defensores de un proyecto ucraniano común con Rusia, y que defienden que Ucrania sea en el mejor de los casos un país similar a la actual Bielorrusia. Ambos bandos niegan la existencia del contrario y ridiculizan las muertes que ocurren en las filas de la otra parte.