JonN GARMENDIA
BIARRITZ
Interview
Laurent Cantet
Director de Cine

«La política fue aplastada por la economía, ahora el debate de las ideas es más pobre»

El guionista y director de cine francés Laurent Cantet se hizo famoso con «Entre les murs» que en 2008 ganó la Palme d'Or en Cannes. El director presenta ahora «Retour à Ithaque», y compite con ella en el festival de cine latinoamericano de Biarritz.

«Retour à Ithaque», ¿por qué le dio ese título a su último film o por qué regresa a Itaca?

Tengo un apego muy fuerte a Cuba, lugar al que voy con regularidad, tengo muchos amigos allí, gente que quiero, que tienen calor y me lo ofrecen, quizá es el calor que allí se siente por todas partes el que me atrae. Siento que aún tengo un montón de cosas por comprender en Cuba, que sigue siendo un misterio, lleno de cosas que no puedo llegar a reconstruir. Está el mito que cualquier europeo pueda sentir hacia Cuba, de ahí el título, revisitar la mitología, reemplazar el mito por los hechos reales. Por último, mencionaría un conjunto de circunstancias que hicieron que tuviera la oportunidad y el placer de conocer a Leonardo Padura.

Es la segunda vez que trabaja con él y «La novela de mi vida» que él escribió es el origen de su película. ¿Cómo conoció a Leonardo Padura?

La reunión se llevó a cabo durante la gestación de «7 días en La Habana» (película de siete cortometrajes, en la que tomaron parte directores como Benicio del Toro, Julio Medem, Juan Carlos Tabío, o el propio Cantet). Padura supervisó los distintos escenarios para unir el personaje de una historia a otra, y me sugirió escribir el guion que tenía como base la historia de un exiliado que regresa después de 15 años a Cuba. Empezamos a trabajar y nos dimos cuenta que 15 minutos no serían suficientes para contar esa historia, así que decidimos posponerla y acabé filmando «La Fuente» para la película. Una vez que los dos estábamos libres, nos volvimos a encontrar, él escribió el guion, los diálogos, yo reconstruí la historia, corté, sugerí... Su aportación fue decisiva, porque yo no quería hacer una película turística, sino dar voz a los cubanos. Padura es un observador muy preciso de la sociedad cubana,y, además es lo suficientemente abierto para dar y recibir opinión. Tuvimos que encontrar actores, y después modificar lo escrito, improvisar, porque los actores trajeron una emoción que no habíamos considerado.

Será también que los dos tienen mucho en común...

Me parece acertado una cierta comparación; tanto en mis películas como en el haber de Padura, existe lo universal. Creo que más allá de la historia puramente cubana que se describe con bastante precisión en su libro, tengo la impresión de que se cuenta una historia mucho más universal. Me puede la desilusión, me toca el hecho de ser traicionado por un ideal que hemos tenido. Todos los personajes que aparecen en «Retour à Ithaque» nacen con la revolución, han creído, lucharon para existir en este contexto y ya no creen. Y yo como europeo podría haber vivido la misma ruta, sentir el mismo miedo ante un futuro tan incierto. Los cubanos saben que el país está cambiando, que el sistema está negociando este cambio. Siento lo mismo en Europa. Esta es la razón por la que esta película me toca, que habla de Cuba y al mismo tiempo de todos nosotros.

Y la película comienza a tener éxito, ganó el León de Oro en Venecia, fuera de concurso la presentó en Toronto, en el Zinemaldia de Donostia y ahora compite en Biarritz.

El estreno de una película es muy emocionante, siempre estamos pendientes de lo que el público va a pensar, en las reacciones que va a generar. Quizás las reacciones serán distintas, pero ahí también reside la magia. Por el momento la estamos presentando. Espero ansioso la confirmación del festival de La Habana, ya que no es fácil que una temática que pone en cuestión ciertas cosas, o habla sin tapujos de ellas, sea proyectada.

Usted acostumbra a trabajar con actores desconocidos, en cambio, en esta ocasión los actores son célebres.

Los personajes que aparecen en la película son intelectuales, artistas, y el perfil de los actores es muy similar al de los personajes. Por lo que es seguro que si yo hubiera dirigido a otros actores la película hubiera cambiado de rumbo, hubiera caminado por otros lugares, por otra temática. Es bastante obvio que no he ido en busca de actores profesionales conocidos por sus estrellas en Cuba, sino de actores que le dieran vida al diálogo, a las emociones, que fueran muy sutiles, para ir subiendo en la intensidad y llegaran a mostrar su ira. Y ese es el tipo de cosas que un actor profesional lo sabe hacer, es más efectivo.

Su cinematografía también tiene algo en común con Ken Loach, ya que refleja los problemas de la sociedad, temas laborales, políticos...

Lo que me interesa en mi trabajo es mostrar la complejidad del mundo, y la violencia de las relaciones humanas. Mis personajes chocan con la realidad, ya que son unos idealistas, y, a menudo, se enfrentan a los problemas sociales, que son los que nos convierten en lo que somos. Creo que hace unos años se decía que el cine francés se miraba al ombligo, se trataba de un cine íntimo, que narraba historias de amor, de gente desesperada, problemas existenciales... Hoy día, en cambio, creo que el cine francés está recurriendo cada vez más a temas más sociales y es más abierto a la hora de reflejar nuestras vidas.

¿Los ideales ceden ante la realidad?

Eso puede ser la influencia de mi pesimismo, pero todavía siento que nuestros ideales son los perdedores. Hemos pasado por períodos en los que era más fácil creer en un ideal, por creer en un futuro mejor. Hoy en día, creo que todo eso importa poco, porque siento que la vida es cada vez más difícil. La política ya no existe realmente, fue aplastado por la economía, el debate de las ideas es mucho más pobre, estamos ante una especie de polarización derecha-izquierda, que es más de lo mismo, ya que con el tiempo un gobierno de izquierda tiene más o menos la misma política que uno de derecha; la alternancia se convierte en una especie de juego. Hemos perdido el poder de la ideologización, aunque la ideología no es necesariamente lo que me interesa; me gustaría que hubiera debates políticos. como los que se dieron hace 20 años. Puede que exista en mí una cierta nostalgia por esto.