Tras la habitual reunión del Govern de los martes, el portavoz del Ejecutivo catalán, Francesc Homs, ha comparecido ante la prensa este mediodía, con el conflicto entre los fiscales catalanes y el Fiscal General del Estado, Eduardo Torres-Dulce, en primer plano. Homs ha calificado de «inaceptables» las presiones del Gobierno español y del PP sobre la Fiscalía, unas presiones que ha considerado que «devalúan» la democracia española. «Tienen una actitud temeraria, no tienen respeto ni por la separación de poderes ni por el estado derecho», ha señalado.

Sobre la querella que Torres-Dulce defendió ayer en el comunicado de la Fiscalía, Homs se ha mostrado tranquilo: «No solo tenemos la convicción, sino la certeza de que todo lo que hemos hecho es plenamente legal». Para defenderlo, Homs ha recordado que el 7 de noviembre el Govern pidió al Tribunal Constitucional (TC) una clarificación de su interlocutoria, sin que el Tribunal respondiese. Asimismo, ha recordado que el Gobierno español «ni siquiera ha presentado un incidente de ejecución» ante el TC, como si lo hizo tras la suspensión de la consulta original.

Las preguntas de la prensa se han centrado también en la carta que el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, envió ayer a su homólogo catalán, Artur Mas, en respuesta a la enviada por este último la semana pasada. Homs ha explicado que Rajoy no aporta «nada nuevo» y que su carta no incluye «ni una sola propuesta». Una actitud que ha considerado que genera «inestabilidad», tal y como, según el portavoz, demuestran los artículos de la prensa extranjera que en las últimas semanas piden a Rajoy que reaccione.

Homs ha aprovechado la visita que Rajoy hará próximamente a Catalunya para recordarle que Mas estaría «encantado de recibirle en el Palau» y para señalar que, si como se ha dicho, Rajoy piensa cambiar al menos la retórica hacia Catalunya, «un buen gesto sería reconocer el error histórico que fue recoger firmas en contra del Estatut».

En clave interna, Homs apenas ha querido entrar a valorar la ronda de contactos que Mas mantuvo la semana pasada con los partidos soberanistas y con el PSC, aunque ha utilizado la expresión «tantas cabezas, tantos sombreros», para explicar la actitud de cada formación. El portavoz ha considerado «normal y legítimo» que los partidos cuiden sus intereses, pero ha confiado en la «buena voluntad» de todos.