«Me recordó a los tiempos de la Guerra Civil»
Julia Lanas Zamakola, nacida en Eibar hace 94 años, acudió como cada lunes al mercado. Tras la entrada de la Ertzaintza en el recinto para detener a Jone Amezaga, se vio en el suelo con una fuerte abrasión en la pierna y la muñeca fracturada fruto de un golpe de porra de un agente de paisano. Ya se encuentra en casa, desde donde ha atendido a NAIZ.
Julia Lanas se encuentra ya en casa después de haber sido atendida ayer en el ambulatorio de Gernika y ser trasladada a un centro hospitalario de Bilbo. Lanas resultó herida tras la entrada de la Ertzaintza al mercado de Gernika para detener a Jone Amezaga.
Lo primero, ¿cómo se encuentra?
Bien, con la muñeca rota y una fuerte abrasión en la pierna, pero con ánimo, debemos tirar siempre hacia adelante. Tomo sintrón y fue una hemorragia grandísima. Yo siempre voy a hacer la compra, cada lunes, pero ayer apareció la Ertzaintza. Nos los encontramos ‘como el jamón’. No teníamos ninguna defensa.
¿Cómo lo recuerda?
Yo estaba haciendo la compra, como cada lunes. En esto, vi a unos hombres bastante bien vestidos y por detrás entró la Ertzaintza. Me recordó a la Guerra Civil, éramos carne de cañon. De pronto, me encontré en el suelo. Yo no me había caído, pero no me podía levantar y según me dijeron fue por un empujón de un ‘beltza’. ¿Cómo iba a poder? Tenía la muñeca rota. Aquello fue una invasión, de terror. Alguien me pegó. La Ertzaintza no es del Gobierno Vasco, son simples gestores de la España imperial.
¿En algún momento la Ertzaintza se acercó a ayudarle?
Nada, ¡qué va! Los baserritarras me cuidaron bien y un chico me protegió. Intentó levantarme pero teníamos encima a los ‘beltzas’. Se puso encima protegiendo mi cuerpo y el ertzaina vino a darle. Después, el ertzaina vio un charco de sangre y se marchó. El chico se arriesgó, le podían haber abierto la cabeza.
¿Qué hiceron los ciudadanos?
Mientras unos protegían a Jone hubo gente que se marchó, se veían mujeres corriendo. Normal, fue un acto de guerra. Yo nunca he visto algo así, y he pasado la guerra, la dictadura, con muertos en la familia, torturados... Estaban dando a diestro y siniestro. Si hubiese habido cochecitos de niños hubiese sido igual, los habrían aplastado. Iban como locos.
Y tuvo que ser atendida por los allí presentes.
Sí. Luego ya llegó la ambulancia, me hizo la primera cura y de ahí me llevaron al Hospital de Gernika, donde, por cierto, no me pudieron atender porque estaban saturados. De ahí al ambulatorio, donde me confirmaron que tenía la muñeca rota. La herida que tengo es de una porra extensible. Después ya mi hijo me llevó a Bilbo, pero hasta entonces la gente me arropó muy bien. Hubo mucha solidaridad.
¿Había más heridos?
No lo sé, yo no los vi, pero puede ser, dieron a mansalva. Seguro que tuvieron que hacer más curas.