El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, siempre ha rechazado decretar un alto el fuego bilateral con las FARC-EP mientras no se llegue a un acuerdo para la terminación del conflicto. Sin embargo, esta postura defendida por activa y por pasiva desde el inicio formal de las conversaciones hace ya más de dos años parece estar cambiando.
El miércoles por la noche, en un mensaje retransmitido por radio y televisión, anunció que ha dado «instrucciones a los negociadores para que inicien lo más pronto posible la discusión sobre el punto del cese de fuego y hostilidades bilateral y definitivo». «Para esta discusión se han venido preparando altos oficiales en servicio activo de las fuerzas encabezados por el general Javier Flórez, quien viene de ser el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas y hoy es el jefe del Comando de Transición, creado para tal fin», añadió Santos.
Avanzó que los equipos negociadores del Gobierno y las FARC ya han empezado a trabajar «sobre la forma en la que se hará la delación de armas y la reintegración a la vida civil de quienes abandonen la lucha armada». Y, en este contexto, ambas partes están estudiando medidas para bajar la intensidad del conflicto y su impacto en la población civil.
El delegado de las FARC en La Habana Jesús Santrich señaló al respecto en la primera emisión de 2015 de la habitual «mesa redonda» de la delegación de paz –colgada el pasado fin de semana en su página web– que «si el Gobierno habla de desescalar el conflicto, ése debería ser el primer gesto, no hacia las FARC sino hacia el pueblo colombiano y, en especial, hacia las personas que sufren las consecuencias de la guerra».
La también delegada Victoria Sandino remarcó en este mismo espacio informativo, en el que periódicamente los delegados de las FARC disertan sobre temas concernientes al proceso de diálogo, que «para aclimatar la paz, hay que desescalonar la guerra y para hacer eso debemos partir del cese bilateral del fuego». «Nosotros hemos planteado un cúmulo de propuestas para desescalar el conflicto que tienen que ver con el desminado, con la gestión para la ubicación de los desaparecidos o de sus restos… son muchas las medidas que estamos planteando para crear un clima propicio para la paz», comentó.
Recordó que a lo largo de estos dos años han decretado de forma unilateral cinco treguas e incidió en el carácter «indefinido» de esta última, que entró en vigor el 20 de diciembre. Precisamente, en su alocución del miércoles, Santos celebró este gesto que, sostuvo, «va en la dirección correcta. Y, hasta ahora, tenemos que decirlo, han cumplido».
Asimismo, valoró positivamente las declaraciones del ELN sobre su disposición a considerar una posible dejación de armas. «Esperamos concretar pronto con ellos los puntos de la agenda que nos permitan lograr ese propósito», dijo.
Pese a su tono optimista, Santos reconoció que «falta lo más difícil». «Nos espera un año complejo, un camino arduo… pero todos tenemos la esperanza de que, con voluntad y seriedad, vamos a lograr el objetivo: una Colombia sin conflicto que avance en la consolidación de la paz». Se mostró convencido de que 2015 «será recordado como uno de los más cruciales de nuestra historia». Para ello, pidió «unidad». «Nelson Mandela dijo una vez que ‘podemos escoger vivir en un mundo definido no por nuestras diferencias, sino por nuestras esperanzas comunes’. Por eso invito a los colombianos a que hagamos de nuestra diversidad –de razas, culturas, credos, opiniones– una oportunidad; a que fomentemos la tolerancia y el espíritu constructivo; a que dejemos a un lado los odios y las diferencias irreconciliables».
Respuesta de las FARC
Menos de cuatro horas después de esta declaración, la delegación de las FARC emitió un comunicado asegurando que están «listos para el cese bilateral del fuego». Si bien recibió con «beneplácito» las palabras de Santos, denunció que éstas no guardan «coherencia con aquellas que ordenan arreciar la guerra». Tildó de «contradictoria y temeraria la orden de intensificar acciones ofensivas contra la guerrilla en tregua, en la medida en que se sigue poniendo en riesgo la continuidad del cese unilateral».
Reiteró que «la delación de armas no es un asunto que concierne solamente a las FARC, sino a las dos partes de manera recíproca» y están «listos para iniciar las discusiones que permitan el esclarecimiento del fenómeno del paramilitarismo», uno de los «escollos que enfrentan las conversaciones junto al mantenimiento de la Doctrina de Seguridad Nacional y la militarización de la sociedad».
Desminado y fin del reclutamiento de niños
También cuestiones como el desminado y el fin del reclutamiento de niños serán acordados «con urgencia» por ambas partes con el objetivo de reducir la intensidad del conflicto y dar paso al alto el fuego bilateral e indefinido.
Ha sido el ministro consejero del Postconflicto y uno de los negociadores con la guerrilla, el general Oscar Naranjo, quien ha realizado el anuncio de estas nuevas medidas en una comparecencia ofrecida en el Palacio de Nariño, sede de la Presidencia.
De esta manera, el general Naranjo ha ampliado las medidas anunciadas por el presidente del país, Juan Manuel Santos, para los próximos días y relacionadas con los avances del proceso de paz.