900.000 metros cúbicos de tierra es el equivalente a diez campos de fútbol llenos hasta una altura de tres pisos (nueve metros), según ha explicado la topógrafa Pilar Miguel. Dicho de otro modo, en el depósito de sobrantes de Basagoiti-2 debía haber nueve metros más de altura. Pero no estaban, por lo que se sospecha que Bidegi facturó al final de la pasada legislatura unos trabajos que en realidad no fueron ejecutados. El coste de los mismos directamente era de 500.000 euros, pero la suma de otros factores eleva la cifra supuestamente defraudada hasta más de tres millones.

Tres técnicos han confirmado estos datos objetivos, explicando que los diferentes sistemas de medición apenas reflejan diferencias. Frente a ello, la juntera del PNV Eider Mendoza ha alegado que quizás pudieron existir otros movimientos posteriores con esa tierra que no se hayan investigado. Para la actual diputada, Larraitz Ugarte, el asunto se resume con cierta facilidad: sin que se apreciaran ni consten movimientos de camiones, de repente aparecen facturados en Basagoiti-2 900.000 metros cúbicos y de repente desaparecen.

Despejado el asunto técnico, la representante del PNV ha insistido en insinuar la existencia de intereses políticos tras este asunto, cuya querella ya se tramita en el Juzgado de Azpeitia con tres imputados por el momento. Ugarte lo ha negado y por ello ha declinado incluso señalar responsabilidades políticas. Ha dicho que su misión es velar por el dinero público y que en consecuencia «no miraré a otro lado e investigaré hasta el final, yo y todo este gobierno». Para la diputada de Bildu, no cabe decir que el hallazgo de lo ocurrido en este tramo de la AP1 haya sido algo satisfactorio para su coalición, sino más bien «dramático».

A mediodía y primera hora de la tarde están citados más técnicos. El lunes será el turno de representantes de la anterior Diputación, como Markel Olano y Eneko Goia.