Los jóvenes que fueron encausados junto a los siete jóvenes vascos condenados a seis años de prisión han convocado una «movilziación nacional» para el fin de semana del 16 y 17 de mayo, de la que ofrecerán nuevos datos en los próximos días.
En una comparecencia realizada en Gasteiz por los 21 compañeros que fueron juzgados junto a Ibon Esteban, Xabat Moran, Aiala Zaldibar, Bergoi Madernaz, Igarki Robles, Marina Sagastizabal y Ainhoa Villaverde, junto a decenas de ciudadanos, han remarcado que «la decisión de la solución no le corresponde a quien quiere que la guerra perdure», al tiempo que han subrayado que «Euskal Herria ya ha tomado su camino».
Así, han advertido de que no aceptan esta condena: «Debemos levantarnos como pueblo contra la condena, presionar en la calle». De esta manera, han exigido el fin de estos procesos: «El Estado español con este tipo de acciones quiere acabar con proyectos políticos que le son molestos», han destacado.
Por ello, han querido mandar «un abrazo solidario» a los siete jóvenes condenados y a sus familiares y allegados. Asimismo, han señalado directamente al PNV: «El PNV ha querido entorpecer la solidaridad y el compromiso con esta actitud asquerosa, tal y como hizo en el caso de Jone Amezaga», han recordado.
La Audiencia Nacional española hace pública la sentencia
Por otro lado, la Audiencia Nacional española ha hecho pública la sentencia. Acusa a Sagastizabal, Villaverde, Zaldibar y Madernaz de «participabar activamente en la Gazte Asanblada de Judizmendi, donde concurrían personas de todas las ideologías, afines al independentismo, encargándose de transmitir las directrices de Segi y las actividades a realizar para seguirlas, tales como la colocación de carteles o la ejecución de pintadas».
Asimismo, el tribunal considera a Robles, Moran y Esteban responsables de grupos de Segi en Gasteiz, Bilbo e Iruñea, y a Moran le acusa de, «colaborar activamente en múltiples ocasiones preparando los conciertos de Segi y vender boletos».
Finalmente, asegura que las torturas denunciadas por los juzgados no han quedado probadas «por la actitud de los procesados en el acto del juicio cuando oían o veían a sus presuntos torturadores. Desde luego tal actitud no arrojaba precisamente síntomas de estrés, de depresión, de angustia vital referidos por los peritos».