El acto ha comenzado con la tamborrada –imprescindible en todo festejo que se precie en Donostia– y el himno de la Real, el Txuri-Urdin. Toda una reivindicación del terruño. El público, gran parte familias con menores, daba palmas y hacía la ola. Había sobre todo ganas de fiesta. En la grada este, donde la canícula castigaba de pleno, cualquier cosa servía para abanicarse a la espera de que el sol perdiera altura.
El polifacético Jon Maia ha tomado el micrófono para una actuación que ha oscilado entre los bertsos y el rap antes de que la música haya retomado el protagonismo con la Marcha de San Sebastián y la canción de Gure Esku Dago, momento en el que han salido a la pista de atletismo una docena de caballos cuyos jinetes y amazonas portaban banderolas de colores.
«Gure Esku Dago jarrera bat da, eta bere sintoma nagusia iribarrea da», ha subrayado la presentadora Arritxu Iribar para dar paso a un vídeo en el que se repasa lo realizado hasta ahora por esta dinámica y donde se destaca la cadena humana del año pasado y el mosaico gigante llevado a cabo en la donostiarra playa de La Zurriola.
La voz de Eñaut Elorrieta y el piano de Joserra Senperena han puesto a cantar a todo el estadio con una canción de título apropiado para la marea humana, ‘Itsasoa gara’, de Ken Zazpi. Joseina Etxeberria y Edurne Garmendia han tomado el testigo para organizar una ola gigantesca en las gradas.
Y manteniendo la temática, desde el otro lado de los mares ha llegado un águila volando para traer atado a una pata un mensaje de la diáspora que se ha visto en vídeo a través de la pantalla gigante instalada sobre el tablado. Vascos de todo el mundo han expresado su respaldo a esta dinámica y al derecho a decidir.
Ello ha servido para poner en valor la diversidad y la pluralidad de los vascos, tanto los que viven en Euskal Herria como lejos de ella. Y qué mejor punto de encuentro que la cultura, como la música de dos gaitas en representación de las miles de personas llegadas a esta tierra desde Galicia. «Queremos construir un país donde quepamos todos y todas. Y lo diremos en todas las lenguas que haga falta, queremos y necesitamos el derecho a decidir», han subrayado en euskara, castellano, gallego, catalán, inglés, portugués o arabe un grupo de inmigrantes de diferentes procedencias.
Iker Galartza y Anjel Alkain han aparecido a bordo de un mítico Seat 600 de color naranja para hacer sonreír a los presentes y coordinar, a su manera, un enorme mosaico en el que se podía leer "Gure esku dago erabakia". Para ellos ha sido otra de las grandes ovaciones de la tarde.
Txirri, Mirri eta Txiribiton han interpretado una versión adaptada del clásico ‘Zapi zuri honekin’ antes de dar paso a un desfile de gaiteros y gigantes de varias localidades guipuzcoanas, dantzaris, los integrantes de la tamborrada e incluso un grupo de correfocs catalanes con su dragón humeante. Las pistas de Anoeta se llenaban de gente y los graderíos se ponían en pie a la espera del momento culminante.
Y de repente se ha hecho el silencio mientras sonaba el ‘Agurra’, bailado por decenas de personas a pie de pista. Entre tanto, los voluntarios y voluntarias han cogido posiciones alrededor de las telas que estaban dispuestas al borde del césped. A una señal, han ido cogiendo las tiras cosidas durante los últimos meses para cubrir de colores el verde césped de Anoeta, mientras sonaba el clásico ‘Txoria txori’ de Mikel Laboa.
«La hoja de ruta de Gure Esku Dago es simple. Tejer voluntados, acordar el qué y el cuándo, y finalmente decidir. Hoy en Baiona, Bilbo, Donostia, Gasteiz e Iruñea ha comenzado la etapa de la decisión, la fase definitiva de esta dinámica. Nuestra miradas se dirigen a las urnas porque somos un pueblo y tenemos derecho a decidir. Y sobre todo porque está en nuestras manos», ha manifestado Anjel Oiarbide en nombre de este colectivo popular antes de depositar un primer voto simbólico en la urna conformada sobre el rectángulo de juego.