La moneda ya está en el aire. 5,5 millones de catalanes están hoy llamados a votar en unas elecciones que todos aceptan ya como plebiscitarias y que el independentismo confía en convertir en un punto y aparte del proceso hacia la creación de un nuevo estado catalán. Para hacerlo por la vía rápida, hoy deberán superar el 50% de los votos, lo que supondría ganar el plebiscito y abrir la puerta a la independencia de par en par. Hace unas semanas parecía imposible, pero el viento ha soplado de cara durante la campaña y las últimas encuestas aseguran que el resultado final puede ser cuestión de décimas.
Pero alerta. No ganar en porcentaje de votos no significa perder. Sería una sorpresa mayúscula que las dos candidaturas independentistas no sumasen los 68 diputados que marcan la mayoría absoluta en el Parlament, por lo que el soberanismo tiene la victoria electoral prácticamente asegurada. De ser así, el independentismo no contará con un mandato popular para declarar la ruptura unilateral, pero sí con un mandato parlamentario para avanzar en la construcción de un nuevo Estado y seguir el proceso de acumulación de fuerzas. Más que de fondo, la diferencia entre la victoria en votos y la victoria en escaños viene a ser de velocidad. Cuanto más amplia sea la mayoría, mayor velocidad se podrá imprimir al proceso. Así lo explican Antonio Baños (CUP) y Lluís Salvadó (Junts pel Sí) en las siguientes páginas.
La campaña, intensa pero más tranquila de lo que se preveía (no ha aparecido ningún sospechoso dossier en ningún medio madrileño, aunque ayer ‘La Razón’ auguraba que Artur Mas será imputado después del 27S), deja también otras incógnitas, como son la participación o el reparto de los votos entre las dos candidaturas independentistas. Sobre la primera, ayer se dio a conocer que el voto por correo ha crecido en estas elecciones un 56%, lo que podría indicar que la participación también crecerá en la jornada de hoy. Y sobre la segunda, habrá que esperar hasta la noche para ver cómo se reparten los escaños independentistas entre la candidatura acordada por CDC y ERC con el visto bueno de las entidades soberanistas, Junts pel Sí, y la candidatura de CUP-Crida Constituent, que ayer toreó el día de reflexión vigente en el Principat con actos en el resto de los Països Catalans. Aunque la victoria de Junts pel Sí se prevé inapelable (sacará, seguramente, más de 40 diputados de ventaja a la segunda fuerza), la inmensa mayoría de encuestas los deja a las puertas de los 68 diputados. De ser así, la gobernabilidad y el avance del proceso quedarían en manos de los diputados de la CUP, que ya han anunciado que no se ven invistiendo a Artur Mas como President. Atentos pues al 28 de setiembre. Los días posteriores a las elecciones de hoy prometen ser tanto o más intensos que los anteriores.
¿Quién liderará el unionismo?
No ha sido una campaña fácil para el unionismo. Por la izquierda, el líder de ICV-EUiA, Joan Herrera, completamente eclipsado por Podemos y Pablo Iglesias, reconocía esta semana la dificultad que han tenido para romper la lógica plebiscitaria de las elecciones. Su candidatura, Catalunya Sí que Es Pot (CSQP), aspira a convertir a su cabeza de lista, Lluís Rabell, en el jefe de la oposición en el próximo Parlament. Será clave la posición que adopten en el proceso constituyente que se abrirá en caso de victoria independentista en las urnas.
Según las encuestas publicadas en campaña, sin embargo, CSQP tendrá complicado conseguir esa segunda plaza en el ranking electoral, lo cual será un importante varapalo en la carrera de Podemos e Iglesias hacia la Moncloa. La mayoría de encuestas adjudican la posición de jefa de la oposición a la candidata de Ciutadans, Inés Arrimadas, a quien el líder del partido, Albert Rivera, le ha hecho media campaña, pensando también en las elecciones generales. Dentro de su anormalidad, capítulo aparte merecen en esta campaña los cabezas de lista eclipsados: Romeva por Mas, Rabell por Iglesias, Arrimadas por Rivera y Miquel Iceta por Pedro Sánchez. La del PSC es, por cierto, otra de las incógnitas de hoy: ¿Hasta dónde retrocederán los representantes del bipartidismo español?
Las respuestas a esta pregunta y a todas las anteriores, hoy a partir de las 20.00, hora en la cierran unos colegios electorales en los que los catalanes están llamados a decidir, hoy más que nunca, el futuro de su país.
Una furgoneta, un indio y un cortocircuito en antena
El viernes Catalunya cerró a lo grande la campaña electoral del 27S. Como en toda campaña, los electores han podido ser testigos de discursos apasionados, constructores, vacíos y tediosos y, sobre todo, momentos estelares que difícilmente se olvidarán. La estrella invitada a estas líneas ha sido el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, y su cortocircuito ante los micrófonos de Onda Cero. «Una disquisición que no conduce a parte alguna». Y trató de arreglarlo con un vídeo final donde trata de afirmar «perquè units guanyem».
Pablo Iglesias también ha hecho doblete a lo largo de la campaña. Arrancó con un discurso etnicista de efecto boomerang en busca del voto metropolitano. Tras ello, centró su diana en Artur Mas: «Coleta morada no fumar la pipa de la paz, ¡por Manitú!», haciendo el indio. Tampoco ha pasado desapercibido Miquel Iceta y su movimiento de cadera, repetido en el acto final de campaña en Poblenou ante apenas 350 personas. El proceso, al final, lo ha empujado una furgoneta de la CUP y sus cerca de 600.000 reproducciones.A.A. - B.Z.