«Con voluntad política el proceso se puede mover en la dirección adecuada. Sin embargo, nada está garantizado». Martina Anderson, responsable de la delegación del Sinn Féin en el Parlamento europeo matizaba así la entrevista concedida a GARA el pasado jueves, días antes de conocerse la decisión de Peter Robinson, líder del Partido Unionista Democrático (DUP, en sus siglas en inglés), de regresar como ministro principal del Gobierno tras la publicación de un informe sobre actividad actual del IRA, INLA, UVF y UDA. Ante las acusaciones de Robinson, quien insiste en señalar al movimiento republicano, Anderson se remite a las palabras de Martin McGuiness: «El Sinn Féin es ahora la única organización implicada en la lucha y el activismo republicanos». Confía en la presión internacional para reconducir la situación.
El proceso político en Irlanda se encuentra en un momento de crisis. Desde el movimiento republicano se ha advertido sobre la gravedad de la situación. ¿Qué explica la parálisis?
La crisis actual es la más temida en los últimos diez años y nace de un compendio de diversas cuestiones. La causa inicial es la disputa por el presupuesto entre el Gobierno británico y, principalmente, nuestro movimiento. La Administración «torie» en Londres ha recortado un billón y medio del presupuesto ejecutivo. Además, insisten en que implementemos sus recortes y un programa de austeridad en el norte. Hay una diferencia ideológica entre Sinn Féin y la Administración de Londres. También entre nosotros y nuestros socios en el Gobierno. El Ejecutivo de David Cameron quiere debilitar al Sinn Féin porque saben que somos una amenaza para el plan que está desarrollando, que hemos sido capaces de demostrar que hay otra vía y no es necesario imponer recortes.
La crisis financiera en el Norte y la presión que se ha puesto sobre nuestros servicios públicos como salud o educación, así como sobre la agricultura, el desarrollo y otras muchas cuestiones sobre las cuales tenemos la responsabilidad de gestionar, han creado tensiones y una crisis en el proceso. El Acuerdo del Viernes Santo está aún por implementarse completamente, también los acuerdos posteriores. Hay momentos en los que conseguimos un compromiso con el gobierno británico e irlandés, así como nuestros socios de gobierno para atravesar una dificultad y, una vez que el acuerdo está firmado, comienzan a echarse para atrás. Eso algo contra lo que hemos estado luchando.
También se han producido hechos violentos.
En paralelo con esa tensión se registró el asesinato de dos hombres dentro de la comunidad republicana. Ambos, antiguos prisioneros. Nosotros siempre hemos dicho que era una cuestión que debía ser investigada. El Sinn Féin ha sido muy claro: nuestro liderazgo, desde Martin McGuiness hasta Gerry Adams, los definió como actos criminales. El jefe de Policía compareció y dijo que los crímenes fueron llevados a cabo por el IRA, pero no aportaron un solo rastro de evidencia. La reacción a esa afirmación fueron las presiones para que el DUP sacase a sus ministros del Gobierno.
La ausencia de los unionistas del Ejecutivo ha provocado una grave crisis institucional.
Ha habido una reacción adversa del público hacia esta situación de tira y afloja de los unionistas. También estamos esperando un estudio (el informe hecho público ayer) de actividades paramilitares. Tres personas fueron señaladas por el Gobierno britá- nico para respaldar lo que dijo el jefe de Policia sobre la vinculación del IRA con los asesinatos, aún sabiendo que ellos dijeron que, como Ejército, el IRA dejó de operar. Esa es la pregunta que debe plantearse: ¿Cómo puedes tener un llamado Ejército pero reconocer que este ejército no tiene armas ni munición, no está tomando parte en ninguna operación militar y además, de acuerdo a ellos, está trabajando duro para abortar el proceso de paz? En ese caso hay que preguntar: ¿qué es lo que dicen que existe si no es un ejército? Han creado mucha insatisfacción entre aquellos de nosotros que durante años hemos trabajado para conseguir que la gente de nuestra comunidad no solo se involucrase completamente en el proceso de paz, sino también con el PSNI (policía norirlandesa surgida tras los acuerdos de paz) y para que le reconozcan como la policía responsable de investigar y con la que hay que cooperar. Durante este proceso arrestaron a Bobby Story, responsable del Sinn Féin en el norte, lo cual creó mucha rabia en nuestra comunidad porque fue uno de los que más duro trabajó por la paz.
Desde el Sinn Féin insisten en no dar por garantizado nada y apelan a la comunidad internacional. ¿Qué papel cree que debería jugar?
Estamos reclamando la solidaridad internacional, que la gente no de por garantizado el proceso de paz porque existe el riesgo de colapsar. Hay fuerzas que no quieren que este tipo de proceso sea exitoso, ya que les amenaza. Esto quiere decir que no pueden ignorarlo ni dejarlo como si fuese un proceso fallido. Llamamos a la comunidad internacional para que informen a sus propios pueblos sobre qué está ocurriendo en el Norte de Irlanda. Europa ha ganado un proceso de paz exitoso. Puede ser una luz para la gente en Euskal Herria o en Palestina, mostrar que se puede salir del conflicto con voluntad política.
No obstante, la gente es consciente de la crisis que estamos sufriendo. Por eso es muy importante que la comunidad internacional tome nota y ordene parar, que no dejen que esto colapse, que inste a salvarlo y pregunte qué puede hacer para ayudar. Los británicos preferirían que la comunidad internacional nos ignorase.
«Debería haber referéndum sobre el Brexit en el norte»
Ha mencionado los bloqueos británicos. ¿Qué papel juega el Gobierno de Dublín?
Fianna Fail y los laboristas quieren debilitar al Sinn Féin. No quieren situarse en una posición que refuerce un proceso político que tiene al Sinn Fein en el centro. Han empezado a moverse por intereses partidistas en lugar de observar las necesidades de la gente de Irlanda. En esa misma clave está el Gobierno británico, que se opone ideológicamente al Sinn Fein. Este proceso de paz pertenece a la gente de Irlanda, que necesita escuchar voces internacionales advirtiendo a Dublín y Londres para hacer más. Deben saber que la comunidad internacional no toma lo que tenemos como garantizado y que no va a ignorar su desmantelamiento.
¿Cómo puede afectar el referéndum prometido por Cameron sobre el «Brexit», la salida de Gran Bretaña del euro?
Debería realizarse un referéndum separado en el norte de Irlanda. La decisión de los votantes ingleses no debería determinar qué ocurre en Irlanda, porque podríamos terminar con una frontera de la UE en el corazón de la isla. Tampoco accederíamos a los fondos europeos, programas de desarrollo... y, especialmente, al programa Peace. Hemos explicado a la gente que el norte se vería dañado por un billón de libras anuales. Esta sería la consecuencia de no estar en Europa. Además, las relaciones entre el norte y el sur en términos de comercio, se verían muy dañadas: agricultura, comercio y negocios, turismo, así como los inconvenientes de una frontera, como controles de inmigración, controles de pasaporte. El lugar de Irlanda, del sur y del norte, está en Europa. No en la Europa de los oligarcas, las élites y las corporaciones globales, sino de los derechos humanos.
¿Cree que Jeremy Corbyn, recién elegido líder laborista, podría cambiar la situación?
Si fuese primer ministro no solo se aseguraría de que no se desmantelase, sino que lo utilizaría en el ámbito internacional para ayudar a otros procesos. A. PRADILLA