Entre otras medidas, el decreto presidencial de Putin suspende o restringe, según una lista que elaborará el Gobierno, la entrada en Rusia de determinadas mercancías procedentes de Turquía.
Las sanciones son en represalia por el derribo el martes pasado de un bombardero ruso Su-24 en la zona fronteriza turco-siria, ataque que el Kremlin ha calificado de «golpe a traición» y «reto sin precedentes».
El decreto presidencial establece asimismo prohibiciones o restricciones a empresas turcas realizar determinados trabajo y prestar servicios en el territorio de Rusia, de acuerdo con un lista que confeccionará el Gabinete de Ministros.
Además, Putin prohíbe a los empleadores rusos que no estén autorizados por el Gobierno contratar a ciudadanos turcos a partir del próximo 1 de enero.
El decreto presidencial señala que los operadores turísticos rusos deberán abstenerse de vender productos y servicios que contemplen visitas a Turquía.
Con ese fin, Putin ha ordenado al Gobierno adoptar medidas para prohibir los vuelos chárter entre Rusia y Turquía, hasta hace poco el segundo destino turístico preferido de los rusos después de Egipto.
Por el mismo decreto, queda suspendido a partir del 1 de enero de 2016 el acuerdo de exención de visados para los ciudadanos turcos.
Por último, el jefe del Kremlin ha encargado al Gobierno adoptar medidas para reforzar la seguridad portuaria en los mares Negro y de Azov y redoblar el control sobre las empresas turcas de transporte automovilístico de carga.