En el Análisis de Coyuntura que el secretario general de ELA, Adolfo «Txiki» Muñoz ha presentado este mes en el Consejo Nacional y al que ha tenido acceso Europa Press, se aboga por ganar mayoría sociales a favor del derecho a decidir en ámbitos no abertzales.
En opinión del dirigente sindical, Gure Esku Dago debería interpelar a los partidos abertzales. «Si no se hace, los movimientos sociales pueden convertirse en figurantes para una foto fija decepcionante; una foto en la que se dé la sensación que se participa de un proceso, mientras las decisiones políticas que dependen de las instituciones vascas son contrarias al mismo», advierte.
En este sentido, el sindicato nacionalista cree un «error» confundir el apoyo de personas concretas, «por muy ilustres que sean», con la posición de los partidos.
Para Adolfo Muñoz, un proceso soberanista, «muy complejo y difícil, debería identificar las organizaciones favorables al mismo y los temas que se quieren trabajar, garantizando la participación social en el mismo desde su inicio».
Además, considera que un proceso soberanista necesita una mayoría social activa «que lo empuje». «Compartir un eslogan es una parte del mismo; llenarlo de contenido y comprometer a sus agentes principales y a la sociedad es imprescindible», señala, para insistir en que «lo social debe ser parte nuclear del camino».
«Ni Escocia ni Catalunya»
Respecto a la posición política vasca, Muñoz advierte de que «no somos ni Escocia ni Catalunya». «No somos Escocia por dos razones: porque España no es Gran Bretaña (no reconoce el derecho a decidir) y porque las instituciones vascas no conciben las políticas sociales como un elemento que refuerza la integración y la identificación con un proyecto de país», explica, para denunciar que las instituciones vascas «renuncian a poner las competencias que tienen al servicio de unas políticas más sociales».
El dirigente sindical recuerda que en Catalunya se concluyó, tras el intento con el Estatut, que con el Estado español «no había recorrido que hacer, que había que comenzar un proceso que partiera de la no supeditación al Estado y ese proceso está en marcha», y lamenta que «aquí no hay proceso ni para un sano autonomismo».
Tras destacar que en la CAV el Estatuto Político de los tiempos de Ibarretxe recibió la misma respuesta que el Estatut y «se metió en un cajón», indica que el entonces lehendakari gestionó un proceso «sin implicación social en el que, por no tener, no tenía el apoyo de su propio partido». «Desde entonces, las legislaturas se suceden una tras otra con las mismas propuestas políticas. No hay proceso, hay involución», señala.