P. CABEZA
BILBO

Aturdidos y conmocionados

La Humanidad lleva millones de muertos y en su tarea mortuaria seguirá en nombre de la vida. No obstante, hay nombres que se citan por encima de los demás. Son los que dejan huella. La de David Bowie es profunda y aún más honda por marcharse sin previo aviso.

La madrugada del lunes, aún con la sombra de la noche sobre tibias luces clareando, dejaba sobre las 8 de la mañana el fallecimiento de David Bowie. Así, sin anestesia ni relajante ni aviso previo. Desde su página oficial en Facebook se anunciaba que había muerto el domingo 10 en Nuev York «serenamente, rodeado de su familia, tras una valiente batalla de 18 meses contra el cáncer».

El shock emocional llegaba desde varios ángulos: que no se conociera nada de su enfermedad en un mundo de cotilleo y que el destino hubiese querido que fuera a los dos días de la publicación de “Blackstar”, uno de sus discos más envolventes que jamás haya grabado. Cedé y vinilo que salía a la venta por su 69 cumpleaños. Un entorno en el que se piensa que ahora llegarían las posibles giras, las largas entrevistas de calado ante un músico más culto e inteligente de lo habitual.

Ante la incredulidad de los primeros momentos, su hijo Duncan Jones (Bowie se llamaba David Robert Jones) escribía en en Twitter: «Lamento mucho decir que es verdad. Estaré desconectado una temporada. Mucho amor para todos».

Aunque desde hacía tiempo había rumores sobre su estado de salud, pero sin sospechas de un posible tumor, la defunción impactó incluso a sus allegados, como el productor y amigo personal Tony Visconti, quien comentó tras el deceso que su último álbum, “Blackstar”, es «su regalo de despedida».

«Siempre hizo lo que quería. Y lo quería hacer a su manera y de la mejor manera. Su muerte no ha sido distinta de su vida: una obra de arte», afirmó. «Hizo ‘Blackstar’ para nosotros, su regalo de despedida», añadió el productor del disco, quien confesó asimismo que, aunque sabía de su enfermedad, «no estaba preparado» para el último adiós.

Reacciones

El fallecimiento de Bowie suscitó un aluvión de reacciones al tiempo que sus seguidores empezaron a depositar flores y velas como ofrendas junto al colorido mural con su retrato en el barrio londinense de Brixton, donde nació el 8 de enero de 1947.

En Gran Bretaña, el jefe del Gobierno, el conservador David Cameron, de 49 años, lamentó la «gran pérdida y confesó que creció «escuchando y viendo al genio pop David Bowie».

«Los Rolling Stones estamos conmocionados y profundamente tristes de conocer la muerte de nuestro querido amigo David Bowie», escribieron en Twitter los Stones.

Entre las reacciones más sentidas figura también la del cantante estadounidense Iggy Pop, para quien la amistad de Bowie era «la luz» de su vida. «Nunca conocí a nadie tan brillante», sentenció

El exguitarrista de Led Zeppelin Jimmy Page aludió al cantante británico como la persona que «cambió el rostro de la música popular, lo que le hará ser "muy añorado».

Además de Kanye West, otras estrellas del rap estadounidense como Kendrick Lamar o el colectivo Wu-Tang Clan lamentaron la pérdida, mientras que MC Hammer aprovechó para agradecer a Bowie su apoyo a los músicos negros cuando eran discriminados por la industria.

«Muy malas noticias al levantarme en esta mañana lluviosa. David fue una gran estrella y conservo como un tesoro los momentos que pasamos juntos», apuntó Paul McCartney desde su página web.

"Me siento orgulloso al pensar en la enorme influencia que ha tenido en gente de todo el mundo", subrayó el ex Beatle, que acompañó el texto con una fotografía de 1985 en la que ambos aparecen sonrientes.

El modisto francés Jean Paul Gaultier también se unió a las reflexiones: «Me inspiró por su creatividad, su extravagancia, su sentido de las modas (reinventándolas), su aspecto, su elegancia y su juego con el género».

Brian May, guitarra de Queen y amigo de Bowie, remarcó desde su blog que su talento era «temible». Bowie actuó en el homenaje a Freddy Mercury en 1992 en Wembley. Después de la emblemática “Heroes”, se arrodilló y recitó el Padrenuestro.

Yoko Ono, viuda de John Lennon, afirmó sin rubor que el “talento”, quizá, y el “intelecto”, de ninguna manera, de Bowie eran comparables a los del ex Beatle.

Camaleón

Tras condolencias mediocres en contenido como buena parte de las conocidas. Las crónicas por escrito y habladas han abundando sobre aspectos como artista camaleónico de aspecto andrógino y declarado bixesual, cuando Bowie solo era un inteligente transgresor y como tal cabe señalar el apunte que hizo sobre su bixesualidad adelantándose a la desvergüenza provocativa y lenguaraz del punk. Se vistió y desvistió como artista capacitado para el juego de roles. No fue el rey del glam, solo un personaje más de su repertorio. Asimismo recomendó en 2013 cien libros para hincar los codos.

 

«Blackstar», sublime despedida

David Bowie comienza a grabar las primeras maquetas de "Blackstar" tras la conclusión de las sesiones de "The nex day", posiblemente sin conocimiento alguno de su enfermedad, ya que parece que aún no se había manifestado. No obstante, los arreglos y el acabado de los textos sí son parte del drama personal. Algunos críticos apuntan tras su muerte que “Lazarus”, por ejemplo, podría ser una con una idea de legado. Pura especulación, ya que, de momento, ni se conoce si Bowie era consciente de la gravedad extrema de su enfermedad. Lo que sí induce a veleidades emocionales es el sonido de “Blackstar”, donde Bowie ha querido plasmar uno de sus discos más hermosos. Solo los diez minutos iniciales de "Blackstar" (la canción) son tan sublimes que bien podrían ser el canto de despedida de la última energía perdida/transformada o de las primeras lágrimas tras el fallecimiento. El corte remite al Bowie sideral, de alguna forma es como si contuviera un supuesto sonido del universo. Para conseguir tal textura el músico se ha rodeado de instrumentistas de corte jazzero, lo que ha llevado a algunos comentaristas a tildar el álbum de jazzístico. Irreal, “Blackstar” es lo que es posiblemente por la capacidad de los músicos de jazz para entender lo que otra persona sugiere, pero del género tiene poco; si acaso, déjese en avant-garde, que, en realidad, sirve para cualquier género o música que trascienda la cotidianidad. Sí es cierto que el saxo de aire jazz es protagonista, como en “Dollar days”, pero el corte también cuenta con arreglos orquestales, art-rock y una voz pop. Otro tema conmovedor. Qué despedida tan delicada y emocional.P.C.

 

Influencia en Euskal Herria

Euskal Herria no fue diferente a lo que ocurría en la escena internacional con Bowie. No hubo retrasos en la edición de sus discos ni su magia llegó años después. Quienes crecieron musicalmente a lo largo de las décadas de los setenta y ochenta se contagiaron de su sonido y propuestas como el resto del mundo. Bowie sonaba en las emisoras de radio y aparecían sus reseñas con naturalidad. Se transmitía lo más obvio y escasamente se reparaba en la categoría literaria de sus letras. En el Zappa de Bilbo, reconocido local de estar a la última, Bowie era un habitual, como en el Bolo's o la tienda Woodstock. No obstante, y a pesar de sonar con atención y de vender notables cantidades de discos, no consiguió influir con claridad en solistas o grupos, excepción de los argentino-bilbainos Cápsula y el “Five years” de Tahúres Zurdos. Discos Crudos, editorial de Leioa, publicará en unos meses un análisis del disco “Low”, una de las obras más divergentes de Bowie. Resulta asimismo emocional ver en “Blackstar” a Ben Monder guitarrista que ha tocado con Ruper Ordorika.P.C.