El lehendakari, Iñigo Urkullu, natural de Alonsotegi, ha asistido al estreno y antes ha participado en la ofrenda floral ante el mural realizado en el lugar que ocupaba el bar Aldana, realizado por los artistas Carlos Baudilio y Aritz Mugerza con la colaboración de vecinos de la comarca.

En el acto han estado presentes también familiares de las víctimas que, acompañados por miembros de la Corporación municipal, han depositado cada uno de ellos una flor en el muro.

Tras la ofrenda floral, la parroquia de San Bartolomé de Alonsotegi ha acogido el estreno del documental que ha pretendido ser un homenaje a las víctimas y sus familiares, 36 años después de un atentado por el que todavía nadie ha sido encausado.

El atentado, provocado con una bomba de seis kilos de goma 2, fue reivindicado por los GAE (Grupos Armados Españoles) y acabó con la vida de Manuel Santacoloma, Liborio Arana y el matrimonio formado por Mari Paz Ariño y Pacífico Fica, y dejó más de diez heridos.

El documental estrenado recoge un total de 40 testimonios, entre los que destacan personalidades de gran transcendencia de principios de los años ochenta como Carlos Garaikoetxea, Xabier Arzalluz o Txema Montero. Además incluye palabras de familiares de las víctimas, así como de vecinos del pueblo como el propio Urkullu.

También han asistido, entre otros, la directora del Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, Aintzane Ezenarro; la presidenta de las Juntas Generales de Bizkaia, Ana Otadui; la portavoz de la Diputación vizcaina, Elena Unzueta, el diputado del PNV Aitor Esteban, o los junteros de EH Bildu y Podemos Josu Unanue y Asun Merinero.

«Que el Estado asuma su responsabilidad»

El parlamentario de EH Bildu Iker Casanova ha denunciado el «interés histórico por parte del Estado español en establecer categorías de víctimas», con unas «de primera que merecen todo el reconocimiento y apoyo» y otras a las que «se quiere ocultar» y «no se les quiere dar el reconocimiento y reparación que se merecen».

Casanova ha señalado que ese reconocimiento para que sea pleno tiene que «venir acompañado de la verdad y de la asunción de responsabilidad, que en el caso de la violencia de Estado no se ha dado».

Por ello ha pedido que «el Estado español asuma su responsabilidad histórica sobre la violencia generada por los aparatos del Estado, sobre la guerra sucia y sobre la tortura».