Patricia Vélez y Ramón Barea, junto a familiares y amigos de Olga Comes y una veintena de miembros de Etxerat, han afirmado que el allegado de Olga Comes que sufrió el accidente «no viajaba por placer, no viajaba por motivos de trabajo, ni tampoco por ninguna causa que fuera de su elección».
«Viajaba de madrugada, con escasa visibilidad y el peligro consiguiente porque a las 8.30 de la mañana debía presentarse en la cárcel de León si quería realizar la visita. Viajaba –han añadido– porque ese espacio de 40 minutos al que se reduce nuestro derecho a la vida familiar y a los lazos afectivos tiene un precio muy elevado cuando se trata de las presas y presos políticos vascos y de sus familiares y allegados».
Tras señalar que «causar daño es objetivo y fin de la política de dispersión y, a su vez, el mayor escollo en el camino hacia la resolución y la paz», Etxerat ha valorado positivamente el hecho de que las instituciones navarras hayan reflejado «por primera vez» la volutad de la sociedad vasca de dar fin a las políticas penitenciarias de excepción.
En concreto, se han referido a la declaración del Parlamento navarro y la solidaridad hacia la familia de Olga Comes y la persona accidentada por parte de la Secretaría de Paz, Convivencia y Derechos Humanos del Gobierno de Nafarroa. «Por primera vez –han dicho– los derechos de todas las personas se colocan por encima de los réditos políticos».