La actriz Katerina Lehú, en su papel de gran sacerdotisa de Olimpia, rodeada de otras sacerdotisas y vírgenes vestales, ha encendido la llama utilizando un espejo parabólico que desvía y concentra los rayos del sol.
Luego Lehú ha entregado el fuego y una rama de olivo al primer portador de la antorcha, el laureado gimnasta Lefteris Petrunias, quien ha llevado la antorcha ante el monumento a Pierre de Coubertin, fundador de los Juegos Olímpicos modernos, y después la ha entregado al siguiente portador, Giovane Gávio, antiguo jugador de voleibol y representante de Brasil, país anfitrión de los Juegos.
La antorcha hará su periplo por Grecia durante seis días, hasta que llegue al estadio Panatinaico, sede de los Juegos de Atenas de 1896 el próximo día 27, antes de viajar a Brasil. Río de Janeiro acogerá los Juegos entre el 5 y el 21 de agosto.
El fuego olímpico pasará por el campo de refugiados de Eleonas, en el oeste de Atenas, donde un refugiado sirio, cuya identidad aún no se ha revelado, hará uno de los relevos y portará la antorcha en nombre de todos las personas que huyen de la guerra.
«Hoy, más que nunca, en una época en la que las guerras todavía dejan a la gente sin país y a los atletas sin bandera, el mensaje de los Juegos Olímpicos de paz y hermandad entre los pueblos es importante e imperioso», ha manifestado Efthimios Kotzas, alcalde de Olimpia.